Frigorífico Angus, el establecimiento propiedad del empresario Domingo Lobo, ubicado en avenida Almafuerte al 2.800, decidió cesar sus actividades producto de la crisis que atraviesa el sector en el país y las contingencias propias de la empresa, que lo tuvieron en el tapete en las últimas semanas.
Primero dejó de trabajar, luego vino la conciliación obligatoria anunciada por la Dirección de Trabajo provincial y después la continuidad condicionada de las actividades.
Como lo describiera oportunamente esta Hoja, el sector se encuentra atravesando una verdadera crisis estructural producto de la caída de los precios externos, la inviabilidad de la actividad doméstica y la coyuntura generada con los cueros y “recuperos”, que eventualmente desinflaron todos los precios. También para quienes prestan servicios a terceros, la faena está hoy lejos de ser un negocio.
En este contexto, el 11 de noviembre la empresa amaneció con un cartelito de “Cerrado hasta nuevo aviso”, lo que puso en alerta y movilización a los de más de 50 empleados, lo que llevó a la intervención de la Dirección de Trabajo e ingentes gestiones entre el Sindicato de la Carne, la Secretaría del Producción y los propietarios para resolver el conflicto.
SIN SALIDA. Así planteada, la situación no tiene retorno. Ayer, EL DIARIO conversó con Ramón Vázquez, quien aseguró que el desenlace es producto de un prologando proceso de desaciertos y circunstancias adversas, donde Angus ya no venía faenando, y se había volcado al servicio a terceros.
Ya el anterior propietario había tomado la decisión de faenar para la venta de los propios socios y terceros. En un año, el frigorífico pasó de faenar 3000 cabezas por mes, pasando luego a 2000 y cayendo vertiginosamente a mil a mediado de año, quedando prácticamente sin faena en los últimos días. “Sin faena, sin recupero y sin ventas de cuero el final era inminente”, dijo Vázquez.
Los trabajadores, algunos con más de 15 años de antigüedad –se mantuvo la continuidad laboral- cobraban un promedio de 1400 pesos, y a la fecha el frigorífico adeuda un mes de trabajo, que según Vázquez se hará efectivo mañana, 4 de diciembre, en la Dirección de Trabajo. Concluido este trámite, vendrán las negociaciones más difíciles: cargas sociales, vacaciones y aguinaldo.
La empresa apela al artículo 247 para ofrecer pagar el 50 % de la indemnización –que en algunos casos supera los 30 mil pesos por trabajador- y en cuotas, en los casos de valores más altos.
Los trabajadores se encuentran ante una disyuntiva compleja: o aceptan el 50 % y en cuotas, perdiendo la mitad de un derecho adquirido, o ven como la empresa ingresa en quiebra o concurso y los tiempos se dilatan y –seguramente- se ingresa en un laberinto judicial que puede llevar años y con posibilidades de cobrar menos de lo que le corresponde.
“Estamos ante una situación difícil y analizando con los trabajadores y los abogados, vemos la mejor forma de resolver el problema. Es muy difícil, porque ya la experiencia nos muestra que en estos casos el trabajador es el eslabón más débil”, reflexiona Vázquez, quien pide garantías acerca de los acuerdos.
“Queremos saber qué patrimonios tienen los dueños, quiénes son y que avalen los acuerdos con los bienes particulares”, dice, en el caso de aceptar la propuesta de la empresa porque ya tienen los casos de Cumini, el frigorífico de La Floresta, Mercomeat e incluso Frigorífico Montiel, que dicen que salió bien, a pesar de todo.
FUTURO. Ante la pregunta acerca de si existe la posibilidad de cooperativizar a los empleados y avanzar con el proyecto en manos de los trabajadores, Vázquez se ilusiona y dice que “sería bárbaro, pero en las actuales condiciones del mercado y las garantías y avales que pide la Justicia se convierte en una posibilidad inviable hoy por hoy. Pero le aseguro que es una alternativa que evaluamos”.
Lo cierto que Angus se enfrenta ahora con dos alternativas, ya que las experiencias anteriores de frigoríficos cerrados muestra que entran en obsolencia, se llenan de yuyos e ingresan en etapas de abandono: o realiza algún grado de mantenimiento en las instalaciones para que las máquinas e instalaciones no se deterioren o piensan en alguna operación inmobiliaria para las cinco hectáreas donde está emplazado el establecimiento, que son verdaderamente estratégicas.
Si pagan las indemnizaciones y cumplen con los compromisos laborales, si la empresa decir volver a la actividad cuando el sector se recupere, deberá hacerlo con personal que inicia sus actividades desde cero.
Fuente: El Diario, Paraná, Entre Ríos
1 comentario:
y los que cierran y no nos enteramos y los que van a cerrar!
nos fundimos todosssssss
alberto de parana
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