viernes, 27 de diciembre de 2013

Problemas y soluciones en torno a las malezas

Resultados de una serie de encuestas realizadas por la REM a técnicos de diferentes zonas, en relación a la situación de malezas.
 
 
Durante el 2013 se llevaron a cabo 6 talleres para técnicos organizados por REM. Estos se realizaron en Rosario (Santa Fe) en 2 oportunidades, San Miguel de Tucumán (Tucumán), Córdoba (Córdoba), Las Breñas (Chaco) y Balcarce (Buenos Aires).
Al finalizar cada taller se pidió a los asistentes que completen una encuesta para conocer su opinión sobre la situación de malezas problema en su zona, obteniéndose un total de 200 encuestas, lo que puede considerarse un buen “termómetro” de la situación malezas.
Al consultarse por qué no se rotan más principios activos, sorprendente, pero consistentemente, la respuesta más mencionada fue el desconocimiento. Esta respuesta se mantiene desde que se comenzó a realizar en los primeros talleres de REM, hace ya 3 años, lo que demuestra de alguna manera que falta capacitar a los profesionales en estas cuestiones. Conocimientos que se dan en la facultad, pero que la falta de uso ha hecho olvidar por momentos. Una forma de atacar este problema, es la reciente publicación editada desde Rem sobre los modos de acción herbicida (http://www.aapresid.org.ar/rem/category/publicacionesrem/)
Como segunda causa aparece el costo, una respuesta esperable, que muestra la visión de negocio que debe tener siempre presente quien decide la tecnología a incorporar, pero que también manifiesta la visión a corto plazo que no permite evaluar los beneficios a mediano y largo plazo de una rotación de activos que disminuya la probabilidad de aparición de resistencia.
La disponibilidad de producto y otras causas, explican un porcentaje menor, citándose dentro de ésta última la comodidad, simplicidad, tiempo de barbecho, receta, indecisión sobre qué se va a sembrar, etc.
nota rem 3
 
Consultados sobre dónde estará la solución en las malezas problema, el manejo es la respuesta largamente más citada, frente a nuevos principios activos y biotecnología. Esto implica que tanto los nuevos herbicidas como los próximos eventos de resistencia que se incorporen a los cultivos, serán buenas herramientas, pero solo si se enmarcan dentro de un manejo con una visión integral de las malezas y no se limiten a la aplicación de una tecnología que solucione todo el problema. En esta realidad más compleja, el rol de los profesionales será crucial.

Por último, al consultarse qué estarían dispuestos a hacer para contrarrestar el problema de malezas tolerantes/resistentes, afortunadamente se ve mucho interés por hacer más y mejor monitoreo. Pareciera algo obvio, pero los problemas que diariamente se escuchan tiene parte de su causa en el escaso monitoreo realizado, en cantidad y calidad, una práctica más utilizada para los insectos y las enfermedades y menos para las malezas.
En segundo lugar se considera la importancia de los cultivos sobre el manejo de malezas, destacándose Balcarce por esta segunda opción. Esto se relaciona al manejo integrado antes mencionado, al considerar a los cultivos como parte de la solución en el manejo de malezas. Los cultivos de cobertura estarían incluidos también en este ítem.
En tercer lugar se menciona el mayor y mejor uso de herbicidas algo evidente y quizás el que primero se ha modificado ante el aumento de la problemática de malezas.
Por último, aunque en un valor no despreciable de casi 20%, se menciona la labranza. En este punto queda la duda si se considera como práctica a aplicar en manchones o ante problemas muy serios por mal manejo previo, ó si es en forma generalizada y frecuente, lo que sería muy preocupante.
nota rem 5
 
La problemática de malezas tolerantes y resistentes afecta directamente a todos los vinculados en la producción y es importante saber lo que piensan los asesores, de quienes depende en gran parte las soluciones que se generen, por qué no, usando el ingenio.
 
Fuente: REM

 

El yuyo colorado genero resistencia al glifosato

En el sur de Cordoba y de Santa Fe.

Todos mirábamos con atención la novedad del Amaranthus palmeri, una maleza ‘importada’ que no deja dormir a los farmers. Pero el Amaranthus quitensis, el ‘yuyo colorado’ más difundido en la geografía agrícola de nuestro país también generó resistencia al glifosato. Así lo señala el último informe de la Red de conocimiento en alezas resistentes (Rem) el programa específico desarrollado por AAPRESID.

Colorado de Aapresid
 
Rem comenta que el equipo de Daniel Tuesca (FCA UNR), Juan Carlos Papa (INTA Oliveros), Sergio Morichetti (AGD) y Nicolás Montero Bulacio (FCA UNR) determinaron en laboratorio la resistencia a glifosato de este biotipo, llegando a encontrar plantas que sobrevivieron a la dosis de 32Lts/ha de una formulación premiun de 540 g.e.a/litro. Y agrega ellos trabajaron con plantas del sur de la provincia de Córdoba (Canals, La Carlota) del sur de Santa Fe (Aldao).
Hay que hacer memoria, el A. quitensis fue la primera maleza declarada resistente en Argentina en 1996, en aquel momento a los herbicidas inhibidores de ALS (imidazolinonas, sulfunilureas y triazolopirimidinas) (http://www.aapresid.org.ar/rem/alertas/).
La llegada de la soja RG generalizó rápidamente el control con glifosato y este biotipo dejó de ser un problema en los sistemas productivos por el efectivo control que ejerce este herbicida. pero ahora empieza a perderse esta herramienta.
Como antecedentes internacionales, se encuentra citada en Bolivia, donde A. quitensis ha desarrollado resistencia a los ALS y también a los inhibidores de PPO, un grupo muy efectivo hasta el momento para su control en nuestro país.

Foto 1 REM
 
Zonas con presencia
Si bien se encuentra confirmada su presencia en el sur de Córdoba y de Santa Fe, como fuera mencionado, existen sospechas en otras zonas.
 

Entre estas se encuentran: el centro-norte de Córdoba, norte de La Pampa, Entre Ríos, sudeste de Santiago del Estero, sudoeste de Chaco, Tucumán y Salta, existiendo confusión en muchos casos sobre la especie exacta de Amaranthus de la que se trata.
 
Recomendaciones
En el pasado Congreso de Aapresid, se tocó con énfasis la problemática del A. palmeri resistente, abordándose el tema en plenarias, talleres (https://player.vimeo.com/video/73477751) y llegándose a redactar un documento, en el cual empresas, instituciones y organismos se comprometieron a hacer lo que esté a su alcance para trabajar sobre la problemática.
 
Por su parte, Papa, Tuesca y Morichetti redactaron una alerta con antecedentes y recomendaciones sobre esta maleza (http://www.aapresid.org.ar/rem/nueva-alerta-amaranthus-palmeri/). Y si bien son especies diferentes (se estima que A. palmeri es más agresivo), las recomendaciones pueden hacerse extensivas para A. quitensis.
Para aquellos que lo detecten esta campaña por primera vez en su lote, deberán hacer un esfuerzo por eliminarlo, aunque sea necesario contratar gente para sacarlo con azada, y tratar de no cosechar los manchones.
Para los casos que esto no sea posible por su distribución general en el lote, deberán hacer una limpieza exhaustiva de la cosechadora al salir del lote y en lo posible cosecharlo a lo último para no infectar nuevos lotes.
Y en la próxima campaña planificar anticipadamente un manejo acorde a la circunstancia (cobertura, preemergentes, cultivo, fecha de siembra, etc.).
Esta especie se caracteriza por la gran producción de semilla y no deben medirse esfuerzos en tratar de evitar su semillazón.
Aquellos productores que contratan el servicio de cosecha, deberán evitar hacerlo con cosechadoras que trabajen en zonas infectadas, para así disminuir la probabilidad de incorporar semillas a su campo.
Como complemento, exigir una exhaustiva limpieza al ingresar al lote(http://www.aapresid.org.ar/rem/como-limpiar-la-cosechadora-antes-de-que-ingrese-a-un-nuevo-lote/).
 
Pensar en el laboreo para el control de esta maleza no es una buena idea, todos recordarán que el “yuyo colorado” era una de las malezas más frecuentes en los lotes que se laboreaban, lo que habla de su adaptación a estos tipos de manejo.

Foto 2 REM
 
Muchas recomendaciones pueden parecer exageradas o innecesarias, pero aquellos que lo sufren pueden dar testimonio de lo que significa convivir con estas especies resistentes, por lo que vale la pena hacer todos los esfuerzos en la prevención.

 Finalmente, desde la Rem recuerdan que se dispone de un canal para denunciar sospechas y realizar los estudios necesarios para su comprobación (http://www.aapresid.org.ar/rem/envio-de-muestras/).
 
Fuente: Diazdecampo

jueves, 26 de diciembre de 2013

Arañuela roja: tips para productores


* La continuidad de altas temperaturas durante el mes de enero, acompañadas por días de viento, son condiciones extremadamente favorables para la rápida eclosión reproductiva de los focos existentes, y la difusión de la Arañuela Roja. Ante dichas condiciones, se generalizaría la necesidad de control de esta plaga para evitar pérdidas en soja.

* La arañuela empieza en pequeños rodeos que se visualizan globalmente por una coloración más pálida en su inicio (se aprecian zonas más clareadas), coloración diferencial característica de rodeos con mayor nivel de ataque o presencia, en comparación al resto del lote.

* Cuando la arañuela se generaliza en el lote y llega a afectar el tercio medio de la planta, el síntoma de folíolos totalmente "amarronados" es irreversible.
 
 
Fuente: Aapresid

jueves, 19 de diciembre de 2013

"No es casual que los productores no comercialicen"

El economista de la Sociedad Rural Argentina, Ernesto Ambrosetti, analizó lo que está ocurriendo con la producción, en medio de un proceso inflacionario en el que el productor busca resguardarse para poder seguir en el circuito. 

Para Ambrosetti, hubo “una campaña muy compleja, no solamente la de granos sino en todas las actividades del sector agropecuario, porque ha habido una pérdida de capital operativo, de capital de trabajo muy importante”. 

En ese sentido, indicó que dicha complejidad se produjo “con el aumento de la presión impositiva, la intervención en los mercados por parte del Gobierno nacional, con la caída de precios y especialmente con la pérdida de competitividad de las economías regionales”. “Ante un escenario de incertidumbre que estamos avizorando y con los problemas que está teniendo la macroeconomía del país, no resulta atractivo tomar créditos por parte del sistema financiero”, consideró Ambrosetti en diálogo con Ondas de Campo. 

Como consecuencia, sostuvo que “el productor está tratando de hacer los planes canje, en el caso del granos con la soja para cambiar por insumos estratégicos como los fertilizantes, agroquímicos, semillas, y lo servicios que necesita para sembrar, cuidar el cultivo y finalmente cosechar”. 

 La retención no es casual Ambrosetti graficó que, “en un escenario inflacionario del 30%, nadie se quiere desprender de su producción”, analizó, y agregó: “Lo más eficiente que puede hacer es tener esos granos para poder seguir en el circuito productivo, y adquirir toda la tecnología que necesita”. 

Señaló además para radio Colonia la importancia del sector agropecuario para la economía de las pequeñas localidades del país, y manifestó que “cuando las economías regionales pierden competitividad”, se genera “un caldo de cultivo para los problemas sociales que avizoramos en estos últimos días”.

Fuente: ON24 

lunes, 16 de diciembre de 2013

“Decirle agrotóxicos a los fitosanitarios es irresponsable, imprudente y mentiroso

Gastón Fernández Palma, titular de Maizar y ex presidente de Aapresid, se refirió al fallo de la justicia cordobesa y agregó que lo que genera es “un clima de mayor hostilidad hacia el campo”.

El doctor y ex presidente de Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa, Gastón Fernández Palma, consideró que decirle agrotóxicos a los productos fitosanitarios “es irresponsable, imprudente y mentiroso”, pero aclaró que todo accionar del hombre sobre el ambiente nunca es positivo, de modo tal que “debemos encontrar la manera de que el uso sea regulado de manera adecuada”.

Respecto de la sentencia que se emitió en Córdoba sobre el uso del glifosato, el doctor consideró que fue “irresponsable y demagógica”, porque finalmente lo que genera es “un clima de mayor hostilidad hacia el campo”.

“Este juicio es poco consecuente con sus principios porque los encargados de generar el control sobre la aplicación de los herbicidas, son las autoridades en sus distintos estamentos, y por lo tanto, si se llega a este error, a los primeros que hay que sancionar, son a las autoridades”, expresó Fernández Palma para Ondas de Campo.

Asimismo, manifestó que “es un disparate relacionar etiopatológicamente la aplicación de un herbicida o pesticida, con la palabra cáncer”. “Sean más sinceros, digan que odian a Monsanto y que quieren pelearle a Monsanto en cualquiera de los campos, tengan o no tengan razón, pero no utilicen el glifosato para eso”, sostuvo en Radio Colonia.

“¿Para quién jugamos? ¿Para la ciencia, la verdad y la tecnología o jugamos para la tribuna? Este fallo juega para la tribuna”, cuestionó el presidente de MAIZAR.

En tal sentido, Fernández Palma dijo que el Congreso tiene información suficiente de organismos oficiales tales como el CONICET para poder legislar en la materia, y responsabilizó a la oposición por “no tener idea” del tema que tratan. “No saben nada, y lo peor de todo, es que legislan sin consultar”, agregó.

Fuente: ON24

viernes, 13 de diciembre de 2013

El futuro está primero en una pantalla

Por Ines Umaran 
Un grupo interdisciplinario desarrolló un  software para proyectar escenarios forrajeros en distintas regiones y tomar así mejores decisiones. 

Los escenarios para tomar las decisiones en la producción agropecuaria son inciertos. Con el fin de aportar una herramienta de apoyo, un grupo interdisciplinario de profesionales del INTA, de la Universidad Tecnológica Nacional y del Conicet desarrolló “Agro Sim”, un modelo que simula el comportamiento de los sistemas agropecuarios de una región bajo escenarios de cambio climático. 

El cambio climático está modificando el comportamiento de las variables climáticas que tanto afectan la producción y, por eso, los estudios de sus efectos a nivel regional son importantes. “Un modelo de simulación es una representación de los procesos y relaciones que se observan en la realidad”, explicó Carlos Torres Carbonell, del INTA Bordenave. 

“Permiten hacer una evaluación anticipada -y a menor costo- sobre el comportamiento de un sistema agropecuario en un período largo de tiempo, antes de probarlo en la realidad”, agregó. En los sistemas agropecuarios interactúan numerosas variables imposibles de analizar en la realidad. Generar información del tipo “¿qué pasaría si…?” es muy útil, más aún cuando los efectos de los eventos a predecir involucran la sustentabilidad, la conservación de recursos o la seguridad agroalimentaria. 

El software Agro Sim es un simulador on line de uso público gratuito, basado en la modelización de los eventos climáticos, biológicos y empresariales para mejorar las predicciones y las decisiones. Se trata de un modelo integrado que acopla tres submodelos: precipitaciones, forrajes y crecimiento animal. 

El submodelo precipitaciones genera predicciones en términos de probabilidad de ocurrencia de los distintos niveles de lluvia para una determinada región geográfica para cada día y mes del año, según indicó Torres Carbonell. “Con la carga de datos de lluvias históricos de un sitio, el modelo identifica los patrones históricos que permiten ser aplicados en las simulaciones y así identificar el riesgo de ocurrencia de los distintos rangos de lluvia para dicho sitio”, detalló. Esto permite a Agro Sim realizar contrastes respecto a los posibles cambios esperados en la distribución histórica de las lluvias y construir escenarios de riesgo del impacto del cambio climático. 

“Comenzamos con la generación de simulaciones climáticas -variable precipitación- identificando patrones para el futuro cercano (2013-2050) y lejano (2051-2099) para varias localidades del sudoeste bonaerense”, amplió el técnico del INTA. A partir de las predicciones de lluvia para distintos meses del año, el submodelo forrajes predice la producción en kilos de materia seca por hectárea de distintas especies de la zona (verdeos de avena y sorgo, pasturas de alfalfa y agropiro). “Permite estudiar la posibilidad de respuesta de diferentes forrajes frente a distintos rangos de precipitación y predecir su producción en los próximos meses”. 

El submodelo crecimiento animal predice el crecimiento de distintas categorías bovinas a partir de la integración de la oferta forrajera estimada por el submodelo forraje. “Se logra una mejor representación de la realidad, relacionando indirectamente -por ejemplo- la lluvia ocurrida que deriva en cierto crecimiento de los forrajes que, a su vez, permite un cierto rango de crecimiento de los animales en función del manejo, alimentación y tecnología aplicados”, explicó Torres Carbonell. Y agregó: “Los submodelos están integrados y así la representación de un establecimiento de la región se adecúa más a la realidad, optimizando la toma de decisiones. 

Los resultados de estas simulaciones permiten predecir distintos escenarios para determinar el resultado productivo y económico de la aplicación de distintas tecnologías agropecuarias sobre explotaciones concretas”. Para calibrar los submodelos a cada zona se ensamblan ecuaciones generadas por organismos científicos internacionales más algunas ecuaciones con datos experimentales locales. 

“Estamos probando el modelo, calibrándolo a campo, y hasta fin de año sólo lo usan los asesores de 10 grupos Cambio Rural del INTA, que asesoran a los 103 productores de nuestra agencia. Los usuarios nos comunican si hay algo para ajustar. La segunda etapa, de acceso masivo, se iniciaría para fin de año”, concluyó entusiasmado el técnico. 

Fuente: Clarin Rural

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Incendios de cosechadoras y rastrojos

Los casos de incendios de maquinas trilladoras generan preocupación, por la pérdida de los mismos y por los efectos sobre el suelo y los cultivos siguientes a la ocurrencia de estos. Tiene consecuencias ambientales, sociales y económicas. Con el aumento en la adopción de la siembra directa, los riesgos de incendio aumentan. Causas, consecuencias y pautas para evitarlos. 

Los incendios durante la época de trilla ocurren. Son iniciados y ocasionados -normalmente- por chispas o recalentamiento del motor u otras partes de la máquina que toman contacto con la paja, granza o borba que se acumulan en el ambiente que rodea a la cosechadora, especialmente en la zona del motor. 

El Proyecto de Eficiencia de Cosecha y Poscosecha de Granos y Forrajes -Precop- y de Agricultura de Precisión de INTA, elaboraron un informe que no pierde su vigencia a pesar de tener ya un par de años. En el mismo se analizan las causas de este fenómeno y se brindan recomendaciones prácticas para evitar y combatirlos. 

Que la trilla se realice en verano, para el trigo, y en verano-otoño para la soja es uno de los motivos, ya que son épocas de altas temperaturas y baja humedad relativa que predisponen a la ocurrencia de incendios. Además, dice el informe, la paja y la granza del trigo y la soja son materiales muy combustibles cuando se ponen en contacto con elementos que poseen alta temperatura, como ocurre con muchos órganos de la cosechadora. 

Se genera una gran pérdida económica por la destrucción de la máquina y -muchas veces- se da un principio de incendio del lote que se está cosechando. 

Con el mismo tipo y modelo de cosechadoras, la frecuencia de incendios en Argentina es mayor que en otros países. La razón de esto es la siembra directa: nuestro país posee el 81% del área de siembra con este sistema, que requiere de una distribución uniforme del rastrojo que sale de la cola de la cosechadora, para que se establezca una cobertura eficiente (se utilizan esparcidores de granza). Un rastrojo y raíz de trigo en secano aporta al suelo alrededor de 3500 kg y entre 400-600kg/ha/año de humus. 

Si bien los riesgos de incendio están presentes en todo tipo de cosechadoras, los siniestros más frecuentes sucedidos en los últimos tiempos se han producidos en cosechadoras de última generación, en su gran mayoría axiales y de origen importado. Esto ocurre principalmente porque este tipo de máquinas han sido desarrolladas en países donde la siembra directa es poco frecuente y donde no existe prácticamente este tipo de problemas. 

Tomar conciencia del impacto que produce el incendio de rastrojos y comprometerse a tomar recaudos suficientes, es importante. Hay consecuencias que se producen por la quema de un rastrojo que tienen efecto sobre los rindes de los cultivos sembrados posteriormente. 

Como ya se mencionó, en Argentina predomina la siembra directa, práctica que acumula mucho rastrojo sobre la superficie entre cuyos efectos benéficos se destacan: protege el suelo y reduce la erosión hídrica y eólica; absorbe la energía del impacto de la gota de lluvia reduciendo la separación de las partículas del suelo; reduce el encostramiento y sellado de los espacios porosos; favorece la infiltración del agua de lluvia; disminuye la velocidad de escurrimiento del agua; aumenta la cantidad y diversidad de bacterias, hongos, insectos y lombrices; incrementa el contenido de materia orgánica; optimiza la respuesta de los cultivos a la fertilización, por una mayor disponibilidad de agua y un mejor equilibrio de los nutrientes del suelo. 

Un suelo con alto volumen de rastrojo tiene un alto potencial productivo. Pero cuando por efecto del fuego desaparecen los rastrojos acumulados y los beneficios logrados, el productor está obligado a iniciar nuevamente la secuencia de cultivo en siembra directa desde el principio, en muchos casos con una labranza superficial y con una alta inversión en tecnología e insumos, llegando a tardar de 4 a 6 años en su recuperación. 

Cuando por efecto del fuego desaparecen total o parcialmente los rastrojos acumulados en la superficie, se alteran las propiedades químicas del suelo, entre ellas: liberación de elementos minerales por descomposición acelerada del material orgánico (se incrementan los contenidos de, P, K, Ca, Mg y Na, las bacterias nitrificantes aumentan en cantidad favoreciendo la producción de NO3); disminución de la acidez en los horizontes superficiales; menor formación de ácidos orgánicos e inorgánicos por la falta de materia orgánica; disminución de la capacidad de intercambio cationica que permanece baja hasta después de un año de ocurrido el incendio; aumenta el % de saturación de bases y aumenta la conductividad eléctrica. 

El principal efecto sobre las propiedades físicas es la destrucción de la materia orgánica, responsable de la buena estructura del suelo: disminuye el movimiento del agua y la aireación, incrementa la densidad aparente y la permeabilidad decrece. 

Como consecuencia indirecta se pierde el agua almacenada en los primeros 20 cm, por el proceso de evaporación, continuando durante 15 a 20 días, llegando a perder el 50 al 60% de la humedad almacenada. Un suelo que tenía un 15% de agua acumulada, puede perder una lámina de agua de 20 mm. Por cada milímetro de agua en el suelo, se producen 17 kg/ha de maíz o 7 de soja; con el agua acumulada que se perdió, independientemente de las lluvias posteriores, tendríamos asegurado 340 kg/ha de maíz o 140 kg/ha de soja. 

Dependiendo de las condiciones climáticas a lo largo de los ciclos de los cultivos futuros la infiltración del agua de lluvia se ve dificultada por la destrucción de la estructura superficial del suelo que origina una compactación al quedar los poros obturados impidiendo la penetración del agua. Como consecuencia de estos procesos, aumenta considerablemente la escorrentía superficial, duplicándose los valores habituales. Con las primeras lluvias tras el incendio se originan las mayores escorrentías de agua superficial, hasta un 20% de la precipitación, cuando lo normal es que no supere el 5% de la lluvia caída. 

Se calcula que la quema de rastrojo de trigo provoca la desaparición de 100 a 200 kg de N/ha. En algunos casos evaluados se han detectado, en años posteriores a la quema de rastrojos, reducciones de 35 a 45% del rinde del cultivo. Para preocuparse y ocuparse. 

 10 PUNTOS PARA EVITAR EL PROBLEMA 
1. Tratar de rediseñar y elevar la toma de aire de los radiadores del motor y así aspirar aire de un ambiente más limpio de polvo y granza. 
2. Proteger toda entrada de aire a los ventiladores para que el mismo sea filtrado y llegue limpio al motor. 
3. Canalizar la parte trasera de la cosechadora con pantallas de goma encausando el flujo de paja y granza que sale de los esparcidores ubicados en la cola de la cosechadora, fuera del área de toma de aire del motor. 
4. Limpiar diariamente la cosechadora con sopladoras y si fuera necesario dos veces por día el área del motor. 
5. Evitar y solucionar toda pérdida de aceite y/o gasoil del motor. 
6. Proteger la cercanía del motor y del turbo con cualquier acumulación de paja y granza y estudiar su aislamiento con deflectores. 
7. Llevar extinguidores de incendio en la cosechadora y en los acoplados tolvas acordes a la necesidad y magnitud del riesgo de incendio y posibilidad de control. 
8. Tener los teléfonos de los Bomberos de la zona, del operario de la cosechadora y del tractor tolvero 
9. Estudiar cualquier medida innovadora que pueda prevenir el incendio de la cosechadora (sensores de temperatura con alarma o de humo con alarma de aviso acústico y visual) 
10. Equipar acoplados tolvas con un tanque de 300 litros de agua con una bomba eléctrica de 12 vol. o mecánico a la toma de potencia, ya que el operario tolvero puede ser la primera persona que observe y detecte el incendio. 

Fuente: Proyecto de Eficiencia de Cosecha y Poscosecha de Granos y Forrajes -Precop- y de Agricultura de Precisión de INTA

martes, 10 de diciembre de 2013

Las napas, un factor decisivo

En Gral Villegas, productores y tecnicos cuentan como las tienen en cuenta para diseñar la estrategia productiva.
Por Ines Umaran


La llanura pampeana, en especial donde la pendiente es escasa, favorece la existencia de aguas freáticas superficiales. Estas napas -que son el techo de la zona saturada del perfil, donde los poros están totalmente ocupados por agua- oscilan e impactan en los sistemas de producción.

“El agua asciende por capilaridad en el perfil del suelo y, dependiendo de las texturas, puede subir entre 70 centímetros hasta 1,5 metros desde el techo de la zona saturada. 

Esa porción del perfil se denomina zona capilar y desde allí toman el agua los cultivos”, explica Fernando Scliar, asesor privado y miembro del Grupo El Labrador, de la zona de General Villegas. Allí, las napas explicaron los excelentes rindes de los cultivos el año pasado, a pesar de no recibir lluvias durante 60 días, en pleno período crítico (fin de diciembre hasta fin de febrero).

“Lotes profundos donde los cultivos tuvieron buen acceso a las napas tomaron el agua necesaria desde la zona capilar y tuvieron rindes excepcionales. En algunos casos -en dicho período- medimos descensos de napas de 1,2 a 1,5 metros. Eso significa aportes a los cultivos de 400 milímetros aproximadamente. Las napas fueron nuestras aliadas”, dijo Scliar.

Pero pueden convertirse en un riesgo si están muy cerca de la superficie, por ejemplo a menos de un metro y con el perfil saturado o, como se dice, “en capacidad de campo”. Futuras lluvias pueden significar anegamientos temporarios y/o las raíces -que necesitan agua pero también oxígeno- entrar en anoxia temporaria.

En este sentido, Scliar es claro al decir que las raíces toman el agua de la zona capilar; no de la napa. Si continúa lloviendo se completan los poros, que deberían tener agua, con aire, y se inunda el lote. Y esto -en una cuenca plana como la de Villegas, donde hay muy poco escurrimiento- es muy peligroso. De esa manera, la napa se convierte en una “enemiga”.

Hace doce años, el INTA Villegas armó una red de freatímetros. “Son dos tubos encamisados, de 12 metros de profundidad, ubicados en diferentes posiciones del paisaje -loma, media loma, bajo- o en el ambiente representativo del establecimiento y distribuidos uniformemente en el partido”, dice Alejandra Macchiavello. Son 30 y mensualmente miden el nivel del agua y las lluvias registradas.

“Los freatímetros siguen el ritmo de las lluvias; si son de fuerte magnitud, al mes siguiente se ve un ascenso de napa; si son las estacionales -de primavera y otoño- el ascenso está un poco más desfasado en el tiempo”.

En cuanto a las mediciones, explica Macchiavello, si bien es difícil establecer un patrón, hay tendencias. Si llovió, todas ascienden, pero los niveles no son todos iguales. Esto tiene que ver con la posición del paisaje, uso del campo, condiciones agronómicas del suelo e historia agrícola.

En 2011 hicieron análisis químicos del agua de las napas. Evaluaron conductividad eléctrica para determinar cantidad y tipo de sales disueltas, relación de absorción de sodio, arsénico, sulfatos, carbonatos, bicarbonatos y cloro. Los repitieron este año y esperan los resultados para comparar.
“Algunas napas son salinas y se esperaría que afecten a los cultivos, pero esto no sucede. 

Puede estar asociado al suelo, a una dilución o a un ajuste osmótico que haría el cultivo”, dice Macchiavello. Scliar coincide: algunas napas tienen una concentración de sales muy elevada y son bien aprovechadas.
La principal variable que define la relación napa/cultivo es la profundidad de la napa. Los factores que modifican la relación son: balance hídrico, textura del suelo, profundidad de las raíces y salinidad del agua freática.

La profundidad “óptima” para el cultivo dependerá de lo que ocurra con las lluvias durante el ciclo. “Si son normales y el perfil está con buena recarga, me gustaría que estén a dos metros de profundidad”, confiesa Scliar. “Y el perfil del suelo tiene que estar bien de humedad, porque las raíces no van a la napa en busca de agua, sino que crecen a través de las zonas húmedas. Si el perfil está seco o con alguna limitante -como compactación- no van a tener buen acceso al agua de la napa”.

Considerando su aspecto negativo, es decir el anegamiento, es posible disminuir el nivel de las napas en épocas de exceso de agua con cultivos de invierno: cebada, centeno o trigo.

“Cuando las lluvias son demasiado abundantes no hay agricultura responsable que pueda evitar anegamientos en cuencas tan planas. Y la realidad es que el monocultivo de soja no colabora a disminuir los posibles riesgos de inundación en épocas de excesos de lluvias”, reconoce Scliar.

Una decisión clave en el manejo es la presencia -o no- de napa a determinada profundidad, según explica el especialista. Un ejemplo: en lotes de maíz con napa a 1,80-2,2 metros (consideradas óptimas) se busca el máximo potencial de rinde: siembras tempranas, el mejor híbrido con alta densidad y muy alta fertilización. Si no hay aporte de napa, y sólo se depende de las lluvias, la estrategia sería más defensiva, con siembras más tardías, menor densidad y fertilizaciones más conservadoras.

Gustavo Monti, responsable zonal de Adecoagro en Villegas y La Pampa, es contundente a la hora de planificar. “Definimos el planteo técnico a utilizar en nuestros protocolos -fecha de siembra, genotipo/híbrido, densidad, fertilización, rotación- a partir de si tenemos o no napa. Esta campaña estamos más ofensivos con nuestros planteos. Hay napa hasta en la zona de Quemú Quemú y Carlos Pellegrini, en La Pampa”, dice.

Para Scliar y su grupo, tener un lote profundo y con presencia de napa en niveles que aporten agua para los cultivos es como salir a jugar un partido de fútbol con Messi y Neymar en tu equipo. Tenerlas de socias es siempre algo deseado. Por eso, consideran el dato al momento de alquilar un campo para agricultura.

En la zona, son muchos los productores que -para maximizar los rindes- consideran la napa como una variable más que intentan ajustar. Conocer su comportamiento, medirla, predecir su aporte es una buena práctica que se puede adoptar en pos de la sustentabilidad de los sistemas.

Fuente: CLARIN Rural 

martes, 3 de diciembre de 2013

La diferencia entre hacer las cosas bien y mal

En el campo se nota cuando las cosas se hacen bien. Cuando hay un buen manejo, cuando se cuidan los recursos, se piensa en el sistema y en su sustentabilidad; hay buenas practicas -rotaciones, cultivos de cobertura, siembra directa- se obtienen buenos resultados,  los rindes acompañan y en algunos casos, hasta podemos independizarnos en cierta medida de las condiciones climaticas. 

Si hay un cultivo de cobertura en zonas donde predominan los fuertes vientos y los suelos arenosos, sueltos; esa cobertura hace de escudo protector para que el suelo no quede desnudo y vaya perdiendo su capa mas rica, mas fertil; para que no impacte la gota de lluvia contra ese suelo sin cobertura, sellando los poros y provocando la perdida de la tan preciada agua; que en lugar de entrar al suelo y ser captada por este para que luego pueda ser aprovechada por los cultivos, se pierde en los lotes con pendiente o se provoquen inundaciones en aquellos campos bajos, llanos, sin escurrimiento.

En Argentina, por suerte, mas del 80% de la superficie sembrada esta en siembra directa y esto, un 50% entiende a la siembra directa como un sistema, es decir, no solo siembra sobre el rastrojo del cultivo anterior sino que ademas, rota, hace una fertilizacion balanceada, un manejo integrado de plagas, un uso y manejo responsable de los agroquimicos que aplica.

Y tambien se nota cuando las cosas no se hacen bien. Cuando se trata al suelo como si su capacidad de producir fuera eterna e inalterable. Pensando solo en el hoy, en el resultado inmediato y no en el largo plazo. Que prima la obtencion de altas cosechas aun a costa de ir perdiendo su mas preciado capital: el suelo.

En el sur de Cordoba, con escasos metros de distancia podemos encontrarnos con estas dos situaciones que vemos en las fotos a continuacion. Las imagenes valen mas que mil palabras. 





El cambio climático y los nutrientes del suelo

Las variaciones térmicas alteran los ciclos del carbono, fósforo y nitrógeno, con un efecto negativo en la producción de alimentos. Lo determinó un estudio del INTA y Conicet, publicado en Nature. 

El cambio climático podría desbalancear los nutrientes del suelo

El cambio climático podría desbalancear los nutrientes del suelo En los ecosistemas terrestres, la interrelación entre diferentes procesos es clave para que no se degraden y la producción se mantenga. Investigadores del INTA y del Conicet participaron de un estudio publicado en la revista Nature que demuestra que las variaciones en las temperaturas del planeta afectan el acoplamiento de los ciclos de tres nutrientes –carbono, fósforo y nitrógeno–, fundamentales para las plantas y los organismos que los habitan. 

Para Mario Gabriel Gatica, becario doctoral del Conicet en la Universidad Nacional de San Juan y uno de los autores del artículo, hacia el final del siglo XXI se incrementarán las zonas áridas y semiáridas, que ocupan un 40% de la superficie terrestre y proveen alimentos, madera, biocombustibles y almacenamiento de carbono, entre otros productos y servicios, al 38% de la población mundial. Ese aumento provocaría un desbalance de los ciclos de carbono, nitrógeno y fósforo, con un “efecto alarmante” en los servicios ecosistémicos a mayor escala. “Al incrementar la aridez, se reduce la cobertura vegetal y la riqueza de especies como consecuencia de que el sistema no soporta mayores organismos en ese sitio. 

Los procesos biológicos merman y por lo tanto aumentan los físicos, que lleva a un aumento de los niveles de fósforo, mientras que se reducen los de carbono y nitrógeno en el sistema. Y ese fósforo extra se pierde al no ser capturado por las plantas”, explicó Gatica. Durante el estudio se analizaron 224 ecosistemas naturales áridos y semiáridos en todo el mundo, donde se midieron diferentes variables del suelo relacionadas con los ciclos de nutrientes, encargados de aportar fertilidad a la tierra. Según los autores, los resultados preocupan puesto que entre los cambios que se prevén se encuentra la degradación del suelo y la desertificación lo cual representa una amenaza para los medios de vida de más de 250 millones de personas que viven en las tierras áridas. 

Para David Wardle, profesor de Suelos y Ecología de Plantas en la Universidad de Umeå, en Suecia, “con el aumento el desacoplamiento de los ciclos de estos nutrientes, disminuyen los niveles de materia orgánica del suelo y la disponibilidad de nitrógeno, que llevan a su vez a una menor fertilidad del suelo y la capacidad del suelo de proveer nutrientes para las plantas”. Wardle, quien no participó del estudio, agrega además que esta situación es particularmente importante para las poblaciones que habitan tierras áridas y dependen de los cultivos y ganados de la zona para subsistir. 


 
Hacia el final del siglo XXI se incrementarán las zonas áridas y semiáridas, 
que ocupan un 40% de la superficie terrestre, y afectará al 38% de la población mundial. 

El fenómeno en la Argentina En nuestro país el 51% del territorio corresponde a regiones áridas y semiáridas y un 27% a regiones subhúmedas secas en el NOA, Cuyo, la región chaqueña y la Patagonia. Donaldo Bran y Juan Gaitán, investigadores del INTA Bariloche y coautores del estudio, advierten sobre los efectos que puede generar el desbalance de nutrientes. “En ese tipo de ambientes de nuestro país la actividad humana más extendida es la ganadería extensiva sobre pastizales naturales. 

El aumento de las condiciones de aridez y el desbalance de nutrientes llevaría a una disminución de la fertilidad de los suelos, provocaría una menor productividad de los pastizales y, en consecuencia, una menor producción ganadera.” Los científicos resaltan que según los resultados del trabajo publicado en la revista Nature, el desbalance se produce de manera abrupta al pasar de ambientes semiáridos a áridos. Por lo tanto las regiones más afectadas serían las semiáridas en las que el cambio climático aumente las condiciones de aridez. 

Sin embargo aclaran que los estudios sobre cambio climático muestran que el aumento de la aridez no sería uniforme para todas las regiones sino que habría áreas más afectadas, otras menos, e incluso algunas se podrían volver más húmedas. Por ejemplo, para Patagonia Norte algunos modelos muestran escenarios donde podría darse un ligero aumento de las precipitaciones, especialmente en las lluvias de verano y otoño. 

De todas maneras esos modelos señalan una aumento de las temperaturas, con mayores incrementos en el NOA, Cuyo y, en menor medida, en Patagonia, y esas mayores temperaturas implican mayores tasas de evaporación potencial y por lo tanto mayor aridez. Proyecciones a futuro Wardle analiza la importancia de los resultados del estudio publicado en Nature. “Las consecuencias pueden ser a corto plazo, pero se agravarán con el tiempo, y darán lugar a una reducción de la fertilidad del suelo y la productividad de los ecosistemas, afectando la capacidad del suelo para soportar muchos de los 2 mil millones de personas que viven en estos lugares. A largo plazo, si estos efectos continúan sin cesar, podrían ser efectivamente irreversibles”. 

Si bien el estudio revela la importancia de atender los efectos del cambio climático dado que estos afectan directamente a los servicios ecosistémicos, para Bran y Gaitán se pueden adoptar diferentes medidas para disminuir el impacto sobre los recursos. “Hay dos elementos claves en estos procesos, que son la cobertura vegetal y la generación de mantillo, que actuarían como mediadoras en los ciclos y balances de carbono, nitrógeno y fósforo. Por lo tanto en las regiones más amenazadas habría que evitar el sobrepastoreo, incendios y desmontes, que reducen la cobertura vegetal”. 

Asimismo destacan la importancia de contar con un sistema de monitoreo que permita formular alertas tempranas y recomendaciones para la adaptación y mitigación frente a amenazas globales como son la desertificación y el cambio climático, como el Observatorio Nacional de la Degradación de Tierras y Desertificación, una iniciativa del CONICET junto a la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, el INTA y la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires; o el sistema Monitoreo Ambiental para Regiones Áridas y Semiáridas (MARAS), desarrollado por INTA. 

 

Hay dos elementos claves en estos procesos, que son la cobertura vegetal y la generación de mantillo, que actuarían como mediadoras en los ciclos y balances de carbono, nitrógeno y fósforo. - 


Fuente: INTA Informa 

lunes, 2 de diciembre de 2013

Con la tecnología justa, el trigo tiene futuro

Con una nutrida concurrencia de técnicos y asesores, Nidera llevó a cabo un encuentro de actualización sobre el cereal en las dos localidades santafesinas. En el aula, los especialistas se explayaron sobre el manejo de los cultivos de invierno, mientras que en el campo experimental El Recuerdo, se puedo ver la “cocina” del programa de mejoramiento. Los asistentes remarcaron la importancia del cultivo en la rotación.

A pesar de todas las dificultades, el trigo tiene sus seguidores que mantienen alta su apuesta en el cultivo. Tal podría ser una de las conclusiones del Tour Técnico Baguette, llevado a cabo por Nidera la semana pasada en las localidades santafesinas de Melincué y Venado Tuerto. Desde la genética que ofrece la empresa, pasando por la nutrición, la comparación de su manejo respecto del de la cebada, y hasta un paréntesis para hablar de las Súper Sojas BT que estarán disponibles para la zona en 2014, las dos jornadas –la primera en el auditorio del Hotel Melincué y la segunda en el campo experimental El Recuerdo– propusieron un recorrido por todos los temas más importantes para el cereal, y fueron un llamado de atención para no flaquear con la tecnología para este cultivo, indispensable en la rotación.

Nidera mantiene fuertemente la inversión en el cultivo. El Programa de Mejoramiento de la compañía data del año 1997. Ya en 1999, la empresa lanzaba al mercado el revolucionario Baguette 10, una línea de materiales que vendrían a cambiar la realidad del cultivo en el lote. “Actualmente, del 30 al 40% de las variedades de trigo que se venden en Argentina, tienen como progenitor a esta variedad”, destacó el coordinador del programa de investigación en trigo de Nidera, Gustavo Vrdoljak. Hoy el programa cuenta con un portfolio de más de 10 materiales adaptados a las distintas regiones trigueras del país, combinando un rinde de la genética francesa con la adaptabilidad de la sangre argentina.

En la recorrida del campo experimental El Recuerdo –donde se prueban los materiales adaptados a esta zona- Nidera abrió la puerta de su cocina. Vrdoljak guió a un grupo de productores y técnicos por ensayos experimentales y fenológicos de líneas de Nidera. “Hemos comprobado que es necesario hacer 4 o 5 años de ensayos internos para luego liberar cada variedad al mercado, lo que nos permite tener datos sólidos y en cantidad para brindar a los clientes”, argumentó.

Uno de los principales objetivos actuales, según Vrdoljak, es encontrar una solución para fusarium, algo que la empresa lleva a cabo con ayuda de la selección asistida por marcadores moleculares. “Sin embargo, para acelerar el proceso, sería necesario establecer un consorcio privado-público para avanzar con el problema, como existe en otros países. Y si bien nadie cuenta con materiales tolerantes a fusarium, hemos logrado un gran avance el año pasado –aunque falta confirmar fuentes–, ya que descubrimos algunas variedades tolerantes”, contó.

En particular, entre los materiales menos susceptibilidad a fusarium, Vrdoljak sostuvo que el Baguette 11 y el Baguette 19 serían las mejores opciones, pero aclaró que si lo que se busca es un equilibrio entre rendimiento y menor susceptibilidad a la enfermedad, el Baguette 601 sería lo recomendable. “Creo que en un mínimo de 3 o 4 años, pueden llegar a liberarse variedades tolerantes a fusarium que tengan buen potencial de rinde y tolerancia”, aventuró el técnico.

Durante la recorrida por el campo, el gerente de autógamas de la empresa, Claudio Santanna, destacó que “el producto insignia es el Baguette 601, pero también se destaca el Baguette Premium 11, que fue el que mejor comportamiento mostró a fusarium, y Baguette 9 entre los cortos. También Baguette 501, Baguette 701 y Baguette 17. En ciclos largos, se destacan Baguette 31, Baguette 801 Premium y Baguette 802”, contó.
“Tenemos una paleta muy importante de productos, y a pesar de la coyuntura de las campañas pasadas, seguimos invirtiendo mucho en el trigo, porque nos parece importante seguir apostando a un cultivo  que es significativo para para el país”, agregó Santanna.

Por último, señaló la importancia del Tratamiento Profesional de Semillas (TPS), tecnología que ofrece la posibilidad de contar con una semilla de última generación lista para sembrar. “Hay que destacar que toda la genética que ofrecemos va de la mano y está respaldada por la mejor tecnología”, finalizó.

Manejo y nutrición
En la jornada previa a la recorrida, Daniel Miralles, de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, se ocupó de brindar las pautas de manejo que permiten sacarle todo el jugo al cultivo. En primer lugar realizó una comparación con la cebada. El experto resaltó la importancia de conocer la fenología de cada cultivo: “dónde se adapta un cultivar, evitar el riesgo de heladas, posicionar el período crítico en las condiciones más favorables, evitar o reducir el riesgo de altas temperaturas en dicha etapa y reducir las probabilidades de anegamientos en los períodos más sensibles”. El especialista puntualizó que la duración de cada una de las etapas del cultivo se encuentra afectada por la temperatura, el fotoperíodo y la vernalización.

Miralles remarcó también la necesidad de conocer los requerimientos de cada cultivar, y ejemplificó: “El trigo define muy tempranamente el largo de la espiga, algo que no ocurre con cebada. Cuando uno mira una espiga de cebada, se ve que llega hasta la última espiguilla, pero eso no quiere decir que todas las espiguillas que uno ve se hayan establecido. Alrededor de un 30 a 40% de espiguillas se mueren en cebada, es algo que no se ve, pero ocurre”.

En cuanto a la fertilización, Miralles indicó que la cebada tiene una mayor eficiencia en uso de nitrógeno que el trigo, pero que a su vez es más sensible al vuelco en casos de que se le apliquen grandes dosis. Destacó también la interacción del nitrógeno y el azufre: “Cuando tenemos azufre, y a una misma disponibilidad de nitrógeno, la cebada lo absorbe mucho mejor, aunque lo transforma de la misma manera”.
También señaló una diferencia en cuanto a la capacidad de macollaje: mientras que en el trigo se produce un macollo por cada hoja, la cebada tiene un 50% de probabilidad de producir más macollos por hoja.

A su turno, Marcelo Palese presentó los bioactivadores de Nidera, a los cuales definió como “una nueva generación en nutrición defensiva”. Compuestos por aminoácidos, materia orgánica, vitaminas, polisacáridos y una combinación de micronutrientes, los bioactivadores promueven el equilibrio hormonal de la planta y alteran varios procesos metabólicos de la misma, acelerando los ritmos de absorción de los nutrientes.
“Lo que se busca con este producto es aislar el microambiente en que está inserta la planta, y generar las condiciones más próximas a las ideales para que pueda tomar los nutrientes. Esto permite minimizar el impacto que tienen en la planta, especialmente, las condiciones de estrés”, explicó.

El técnico de Nidera habló sobre el Nutridor S, para el uso en semilla. “Es como darle Nestum en el tegumento de la semilla”, definió, para luego explicar: “Estimula el desarrollo radicular, brinda una resistencia al estrés hídrico superior, mayor absorción de agua y nutrientes, resistencia a salinidad de fertilizantes de base, entre otros beneficios”. Del Nutridor L, destacó la propiedad de otorgar mayor tolerancia a condiciones de stress por fototoxicidad; mientras que al referirse al Nutridor K, sostuvo que aumenta los tenores de proteína, aceite y azucares en el tranco, además de incrementar el tamaño y peso específico de los granos. “Las mayores ventajas están al trabajar con todos juntos”, puntualizó.

Qué dicen los productores
Daniel Peretti es gerente de producción de la empresa MSU, que produce trigo, soja, maíz, girasol y algodón en campos arrendados de zonas de la Pampa Húmeda, Litoral, Sudeste, NEA y NOA. Peretti, uno de los 40 asistentes al tour, afirmó que respecto del año pasado la firma aumentó en un 100% el área de trigo y cebada, llegando a las 22.000 hectáreas. “Es una necesidad en nuestros planteos encontrarle una ubicación al trigo, dentro de un porcentaje que nos permita seguir la rotación con maíz y soja, porque por poco que se abandone cualquiera de esos tres componentes, luego se pagan las consecuencias en los años siguientes”, resaltó.

Algo similar planteó Lorena Santacroce, representante técnica de la firma Adeco Agropecuaria: “A pesar de que en la actualidad el número que se planifica al comienzo de una campaña pueda cambiar totalmente cuando llega el final, no se va a dejar de hacer trigo en el país, porque la zona núcleo tiene una rotación establecida, y debería pasar algo muy drástico para que se deje de hacer de esa forma”. Este año la empresa sembró unas 20.000 hectáreas, una superficie algo menor a la del año pasado debido a la falta de humedad a la siembra en las regiones del norte del país, mientras que en la zona núcleo mantuvo la misma superficie.

En ambos casos, afirmaron que para las zonas donde se puede apostar por los mejores rendimientos, el paquete tecnológico utilizado fue importante. “En la zona triguera del sur, la genética que implantamos es toda de Nidera, y se hizo tanto trigo como cebada. Fertilizamos con un paquete importante de nitrógeno y fósforo, y aplicamos fungicidas. En Venado Tuerto y General Villegas, utilizamos distintas variedades Baguette y fertilizamos con fósforo, nitrógeno y azufre. Los fungicidas los manejamos en función de las enfermedades que había, y hubo zonas donde no se aplicaron, porque las enfermedades aparecieron tarde, cuando los granos ya estaban formados”, detalló Santacroce.

“En el caso del norte, hacemos trigo por la cobertura y la rotación principalmente, y por eso se hace con poca tecnología, es decir, semilla y herbicida en la siembra. Por último, en Corrientes, se necesita un poco más de tecnología, porque los suelos son muy deficientes, y si no se aporta algo, el cultivo no se desarrolla. Así que ahí pusimos un arrancador de fósforo y potasio, y nitrógeno”, añadió.

Por su parte, Peretti contó que la empresa es rigurosa en los planteos técnicos, por lo que “atendemos a los distintos eslabones del cultivo en cuanto a barbecho, la nutrición nitrogenada y fosforada, y también la azufrada. Hacemos un buen control de malezas, incluyendo los repasos invernales, para no tener ninguna sorpresa con malezas problemáticas, como la rama negra en Entre Ríos”, relató. “En cuanto a lo sanitario, se atiende monitoreando de acuerdo a los requerimientos de cada variedad, y manteniéndonos alerta todos los miembros del grupo de trabajo”, agregó.

Haciendo un balance del encuentro en el contexto que vive el trigo en el país, el hombre de MSU afirmó que “dentro de la empresa yo defiendo mucho al trigo, porque en Argentina estamos haciendo básicamente tres cultivos: trigo, soja y maíz, a los que se les puede agregar el girasol en el oeste; y si no planteamos esa biodiversidad en forma equilibrada, pueden acelerarse los problemas de malezas, plagas, enfermedades de todo tipo, o los problemas nutricionales y de condiciones de implantación de los cultivos. Por todo esto, pienso que las estrategias basadas en un buen balance de las distintas herramientas que tenemos a mano, son fundamentales”.

Fuente: SAVIA Comunicacion