sábado, 22 de septiembre de 2012

El agro anda por el espacio

La siguiente nota fue publicada en el Suplemento Rural del Diario Clarin, el 30 de Junio pasado. La escribi porque me pareciò interesante difundir que en Argentina la actividad espacial existe, que hay gente trabajando en el diseño y fabricacion de satelites y, sobre todo, que mucha de la informacion que generan los satelites, es de gran utilidad para el sector agropecuaria. 


La actividad espacial no es exclusividad de la NASA. En la Argentina existe y abarca, entre otros aspectos, el diseño y fabricación de satélites dentro de un plan espacial nacional.

El organismo que lleva adelante las acciones en esta área es la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). Su misión es proponer y ejecutar el Plan Espacial Nacional para el aprovechamiento de la ciencia y la tecnología espacial en el desarrollo de diferentes sectores. Este plan se hace con un horizonte de once años y es revisado periódicamente para actualizarlo según los requerimientos socioeconómicos y productivos del país. Aprobado por primera vez en 1994, hoy rige la revisión 2004/2015.

La información generada desde el espacio está contenida en seis áreas llamadas Ciclos de Información Espacial: actividades agropecuarias, pesqueras y forestales; clima, hidrología y oceanografía; gestión de emergencias; medio ambiente y recursos naturales; cartografía, estudios geológicos y exploraciones mineras; y gestión de salud.

Desde su creación, la CONAE puso en órbita cuatro satélites de observación de la Tierra, diseñados y construidos en el país: SAC-A, SAC-B, SAC-C y SAC-D/Aquarius; este último, lanzado en junio de 2011, es el resultado de la cooperación entre la CONAE, la NASA y agencias espaciales de Italia, Francia, Canadá y Brasil.

Los satélites “miran” la superficie de la tierra y el mar, a través de sus sensores, y transforman esas “miradas” en datos. Para utilizarlos, la CONAE desarrolla productos específicos junto a instituciones del sector público, productivo y científico-tecnológico. El agro es, justamente, uno de los sectores que se puede ver beneficiado por la información generada.

El SAC-D Aquarius, hoy en fase de calibración y validación, servirá para implementar nuevos modelos climáticos con datos como salinidad superficial del mar y variables atmosféricas y oceánicas. La estimación de la humedad del suelo a nivel de grandes cuencas será importante para elaborar alertas tempranas de inundaciones y mejorar modelos de aparición y/o dispersión de enfermedades. El satélite también se usará en el monitoreo de incendios y distribución de cenizas volcánicas.

El satélite SAC-C brinda datos a la estación terrena de la CONAE, en Córdoba. Con esas imágenes se realizan trabajos sobre estimación de área sembrada, inventarios forestales, monitoreo de plagas agrícolas, incendios, inundaciones y sequías, aportes a la agricultura de precisión y estimación de biomasa.

Mientras tanto, la CONAE avanza en las futuras misiones SAOCOM 1A y 1B, que obtendrán imágenes satelitales de día, de noche y en días nublados. La estimación de la humedad superficial de la tierra es la principal aplicación estratégica en desarrollo, además de obtener mapas de riesgo de Fusarium sp en trigo, sistemas de ayuda en la toma de decisiones agrícolas y mejoras en la eficiencia en la aplicación de fertilizantes, modelos hidrológicos para el manejo de riesgos y emergencias hídricas y elaboración de alertas tempranas de inundaciones de cuencas relevantes de la región pampeana.

Las imágenes satelitales son tema de conversación en reuniones de productores y surge la duda de cómo acceder a ellas. La mayoría de los datos que genera la CONAE son gratuitos y se pueden bajar de la página (www.conae.gov.ar).

La información se genera y está disponible. La clave está en saber aprovecharla.

Fuente: Clarin Rural. 

jueves, 20 de septiembre de 2012

Rutas deterioradas que esperan inversion

El mal estado y la falta de conservación de las rutas provinciales es un tema recurrente. Salvo excepciones, en la mayoría de las provincias argentinas el problema se repite, fundamentalmente en las vías intermedias. Pero el norte y centro de Buenos Aries, es uno de los casos más impactantes.

 

La Fundación Producir Conservando, realizó una encuesta a más de 400 empresas y reveló que de las rutas nacionales implicadas en el transporte de granos, sólo el 30 por ciento está en buen estado. Y en las provinciales, esa cifra cae al 11 por ciento; en tanto, el 31 por ciento es considerado en mediano estado -asfalto deteriorado y mal mantenimiento-, mientras que el 58 por ciento está en mal estado: asfalto muy deteriorado y muy peligroso en días de lluvia.
 
La mayor problemática es de infraestructura: el deterioro del asfalto por la existencia de baches y “huellas”, y por la falta de señalización, demarcación y luminaria, hacen de las rutas bonaerenses lugares para no transitar.

En Buenos Aires Pero tal vez sea en la Provincia de Buenos Aires, por su mayor densidad poblacional y por su proximidad con los grandes centros urbanos, donde más se manifieste este problema, del que recurrentemente se ha ocupado Nuevo ABC Rural.
 
Lo cierto es que los municipios bonaerenses reclaman al Gobierno por la situación y advierten del peligro que representan esos caminos intransitables que conectan al territorio, con una suma cada vez mayor de víctimas fatales.
 
Según información vigente, se estima que de los casi 11 mil kilómetros que están bajo jurisdicción de la Provincia, más de 2 mil están en estado deplorable, con imperfecciones y muchas veces carentes de señalización.
 
El jefe del departamento de seguridad vial del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI), el ingeniero Gustavo Brambati, dijo a la Agencia DIB que, según diversos relevamientos realizados por la institución, “las rutas bonaerenses son las que están en peor estado, en comparación con las de provincias de trascendencia similar, como Córdoba o Santa Fe”. Y opinó que “es alarmante el abandono que hay con respecto al mantenimiento”.
 
Además, manifestó que “salvo la ruta 2 y aquellas de conexión con la Costa Atlántica a las que le ponen un foco especial”, las demás son “prácticamente intransitables, sobre todo la 6 y la 41″.
 
Vecinos, especialistas y funcionarios municipales coinciden en que las soluciones que se ofrecen desde el Gobierno son pasajeras y no alcanzan para terminar con el problema. Lo habitual es que no haya un proyecto de inversión definido y que se paralicen las obras para los arreglos.

A vuelo de pájaro
A la manera de una fotografía que muestra solamente una parte de esa realidad, Nuevo ABC Rural realizó una recorrida y recogió testimonios que ponen de manifiesto aquella realidad en la zona norte de la provincia de Buenos Aires, y también se informa sobre los trabajos que se vienen realizando en algunas de ellas. Asimismo se actualiza la información sobre el demorado desarrollo de las obras de la autovía Pilar-Pergamino sobre la RN 8 y el buen avance en su similar, la RN 7 en el tramo Luján-Junín.
 
En páginas siguientes se da cuenta de la situación de la ruta 51, entre Ramallo y 25 de Mayo; la ruta 41, entre Baradero y Mercedes; la ruta 32, entre Pergamino y Salto; la ruta 31, desde la ruta 7 (Carmen de Areco) y Rojas (la “ruta de los Pomar”) y la ruta 30, en el tramo entre Chivilcoy y su acceso a la ruta 188 (próximo a Rojas).
 
Desde luego que hay muchos casos más, como es el caso de la ruta 74 entre los trayectos de la Ruta Provincial 29 y la Ruta Nacional 226; la 46, de Junín a 25 de Mayo; la 50 entre Lincoln y Vedia y la 6 y la 65 en todo su trayecto.
 
Otro caso emblemático es el de la ruta provincial 6. A pesar de que el gobernador Daniel Scioli firmó días atrás el decreto que aprueba el llamamiento a licitación pública de las obras de reparación, “no hay estrategias concretas, sino soluciones tendientes a resolver la problemática de manera provisoria”, expresó Brambati desde el Cesvi.

RUTA 31
Los trabajos concluirían en pocos meses más

A un año del llamado a licitación, la empresa adjudicataria de la repavimentación de la Ruta provincial 31 en el tramo Ruta 7-Salto-Rojas, la firma Hidraco, avanza a buen ritmo y, según indicaron fuentes gubernamentales a Nuevo ABC Rural, culminaría en unos meses.
Desde la rotonda de Salto hacia la Ruta 7, los trabajos ya se encuentran terminados y señalizados. Actualmente, las tareas se encuentran centradas a pocos kilómetros de la localidad de Hunter.
Por otro lado, en procura de preservar el pavimento que se instale, se decidió que se entregarán cuatro balanzas móviles a cada uno de los distritos recorridos por la traza de la RP31, para la realización de controles propios. Otra problemática es la del tránsito de maquinaria agrícola: su control es, claramente, muy complejo. La propuesta de Hidraco es intervenir sobre las banquinas para que las maquinarias agrícolas pasen por allí. Se transmitirá el pedido a Vialidad Provincial y está en estudio.
La obra comprende la repavimentación y señalización horizontal y vertical del tramo de la RP 31 entre las rutas nacional 7 y provincial 191, y la nacional 188, comprendiendo las jurisdicciones de Carmen de Areco, Salto y Rojas.
Esta obra será financiada en su mayor parte por un empréstito de la Provincia con el Banco Mundial (79 por ciento del monto) y con recursos del Gobierno provincial (21 por ciento).

Plazos
La "nueva" ruta 31 incorporará algunas innovaciones técnicas. Por un lado, la traza estará dotada de una capa asfáltica de fondo, destinada a absorber fisuras y evitar costuras, y luego una carpeta de concreto asfáltico virgen, que será la losa de circulación. La obra debería realizarse en dieciocho meses, en cuanto a la etapa de repavimentación. Y cada sesenta meses el tramo de 82 kilómetros, según el sistema Crema, bajo el cual se realizará la obra, se deberá realizar un mantenimiento intensivo.
“La obra se va a finalizar” aseguró el jefe de Gabinete del Gobierno de Rojas, Mario Yemes, quien recientemente se reunió con el ingeniero Ignacio Alberdi, encargado de la obra. La intención es que la traza quede culminada en el menor tiempo posible, a pasar de los graves problemas económicos que reviste la provincia de Buenos Aires.

Mas informacion sobre el estado de otras rutas, en la ultima edicion de Nuevo ABC Rural
Fuente: Nuevo ABC Rural 

martes, 11 de septiembre de 2012

La salida que viene desde abajo

En el sur bonaerense, el suelo semiárido brinda interesantes respuestas cuando se implantan especies forrajeras perennes. Un caso, en detalle.
Ines Umaran, Clarin Rural
Es posible. Con un manejo más ajustado y la implantación de pasturas, en el INTA Bordenave lograron mejorar los índices de preñez, bajar los costos y producir muchos más kilos anuales por hectárea. El margen bruto se incrementó notablemente.

Se puede desarrollar un sistema productivo en regiones semiáridas que resuelva las problemáticas de sequías recurrentes, muy alta susceptibilidad a la erosión y degradación del suelo; que contribuya a la recuperación y mejora de sus características físicas y químicas, que mejore la eficiencia del uso del agua de lluvia y que incremente los niveles de producción y el resultado económico de las explotaciones.

Eso demostraron los ingenieros Carlos Torres Carbonell, Angel Marinissen y Andrea Lauric, de la Agencia de Extensión Bahía Blanca, del INTA Bordenave, quienes diseñaron un sistema ganadero de cría-recría con destete precoz adaptado a las condiciones semiáridas del SO bonaerense, en la Unidad Demostrativa “El Trébol”, establecimiento familiar ubicado 35 kilómetros al norte de Bahía Blanca y 15 kilómetros al sur de Cabildo, en el sur de la provincia de Buenos Aires.

La clave: diagramar un sistema tecnológico sencillo y ajustado a las condiciones de suelo y clima. Si esto se logra, se alcanzan sistemas sustentables en el tiempo y pueden iniciarse procesos de desarrollo regionales.
“Se pasó de 35 kilos de carne/hectárea/año -muy inestable en años de sequía- a 130 kilos/ha/año, muy firme frente a los últimos ciclos secos”, explicaron los técnicos.

El incremento del margen bruto es muy importante, por una baja de costos -debido a un porcentaje muy alto de la base forrajera con pasturas que se amortizan en más de 15 años- y el incremento de la producción de carne, por un mayor porcentaje de destete y recría a pasto de los terneros de destete precoz en una significativamente menor superficie.

Las forrajeras perennes -altamente tolerantes a sequía en implantación, producción y perpetuidad- son las protagonistas de esta historia. Agropiro, pasto llorón, sorgo negro perenne, panicum coloratum y digitaria eriantha. Haberlas identificado en la zona significó disponer de un recurso altamente benéfico, desde lo económico y de la conservación de los recursos naturales y los sistemas de producción.

En lo económico -explicaron- una pastura perenne permite reducir significativamente los costos de producción y alimentación del rodeo por su duración -tiene un aprovechamiento mayor al de un ejercicio productivo-, calidad del forraje y productividad anual. Del lado de la conservación, su inclusión provoca un marcado incremento de la sustentabilidad por el menor requerimiento de labranzas anuales.

“La implantación de las pasturas se logró regulando la maquinaria de siembra de grano fino típica de un campo de baja a mediana escala, lo que permite que el sistema sea replicable en todo tipo de establecimientos”, un aspecto fundamental que enfatizó Torres Carbonell.

Entre las recomendaciones de siembra para el logro de estas pasturas, los técnicos destacan: siembras superficiales, uso de la rueda compactadora, ajuste del momento de siembra y adecuadas dosis, elección del suelo adecuado para cada especie y zona. Sin olvidar su principal desventaja que es el período de inmovilización requerido para su implantación, mínimo un año.

“Lo más interesante de este cambio productivo es que lo hizo un productor local -destacan- en un establecimiento de baja escala, lo cual alienta la posibilidad de ser implementado por otros productores de la zona”. Así el efecto “rebalse” se da más rápido y la cadena se pone en marcha: más producción de carne en la región y mano de obra asociada, mejora en el resultado económico de los establecimientos, hoy limitados por la sequía y/o su baja escala. La difusión de estos principios básicos de producción en la zona semiárida está siendo proyectada por un programa de extensión -en inicio- a través de grupos Cambio Rural.

Volviendo al principio, Torres Carbonell comentó que -a partir de 2005- surgió la necesidad de resolver las problemáticas zonales relacionadas con los efectos devastadores de la sequía recurrente y la consecuente caída en la producción de carne; la baja productividad y/o inestabilidad de los recursos forrajeros utilizados; los altos costos de alimentación del rodeo de cría debido a una gran proporción de recursos anuales unido a varios años de bajos precios relativos de la hacienda; la pérdida de capital por mortandad o bajos índices reproductivos del rodeo por la alimentación insuficiente; períodos de escasez total de oferta forrajera y necesidad de afrontar altos costos de importación de reservas, liquidación obligada de hacienda a bajos precios, derivando en descapitalización.

Es un panorama complejo que halló solución junto a los productores. “Iniciamos un proceso de cambio, experimentación y adopción de tecnologías más adecuadas para la producción ganadera en esta región”, concluyeron Marinissen y Lauric.

Hoy hay una propuesta técnica para la zona semiárida, un sistema que se irá adoptando de manera secuencial y progresiva, integrando las nuevas tecnologías a las ya existentes. Fortalecer las ideas para las condiciones que existen en el sudoeste es el camino que ya comenzaron a andar y con resultados positivos.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

En el Sur, el girasol da para mas


El 30 de agosto, ASAGIR llevó a cabo un nuevo encuentro de capacitación en la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca. Los asistentes discutieron las posibles formas de incrementar la productividad y analizaron las perspectivas de mercado.

 La Bolsa de Cereales de Bahía Blanca fue el escenario de una nueva jornada de actualización organizada por la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR). El encuentro, realizado el 30 de agosto, contó con la participación de más de 110 asistentes, y tuvo como objetivo la productividad del girasol en la zona.

El sur de la provincia de Buenos Aires tiene poco más de un tercio de la superficie sembrada con girasol del país, aproximadamente 800 mil hectáreas. Esta zona tiene un rinde promedio ligeramente más alto que la media nacional, del orden de las 2,1 toneladas por hectárea. Es decir, “con una producción de 1.7 millones de toneladas, a 340 dólares por tonelada –el precio real para los productores, por los derechos de exportación– el negocio aporta unos 571 millones de dólares. 

Se justifica entonces, por dicho volumen, dedicar algún esfuerzo para analizar cómo podemos incrementar la competitividad del cultivo, dado que tenemos mucho por ganar, con un bajo nivel de inversión que supondría realizar los ajustes necesarios”, argumentó Carlos Feoli, coordinador del Convenio INTA - ASAGIR, uno de los oradores de la jornada.

Ricardo Negri, presidente de ASAGIR, expresó que el objetivo de las reuniones es salir al potrero y debatir qué pasa en cada región. Por esto, fueron analizados temas como el manejo del cultivo, la fertilización, los mercados y las prioridades para la región sudoeste.

Una de las preocupaciones recurrentes de los asistentes durante la jornada fue la formación de los precios. Sobre el tema, Negri señaló que para los productores, “la mejor forma de comercializar el girasol es reteniéndolo en sus propias manos”. “Si los que demandan tienen 2,5 millones de toneladas en su posesión, tienen demasiada tranquilidad para comprar”, planteó, para luego advertir: “La oferta maniatada a la demanda es un riesgo muy grande”.

Por otro lado, señaló que “si uno es dueño de la mercadería y la entrega en el momento de cosecha, en lugar de conservarla y cuidarla con medios propios, no puede esperar tener el mismo precio que los que sí lo hacen”.

Asimismo, el Presidente de ASAGIR hizo referencia al problema de los residuos de pesticidas en el aceite de girasol, que traba el ingreso de la producción nacional a los mercados de la Unión Europea. “Es un tema serio, y del que debemos ocuparnos en forma urgente, porque nos impide el acceso a un mercado que paga más”.

Problemáticas en la región
Carlos Feoli fue el encargado de moderar un taller orientado a cómo mejorar la productividad del cultivo.

“Existe una brecha entre los rendimientos logrados en el girasol y los posibles, con variaciones de acuerdo a cada región, pero que en la media-país es de 1 tonelada”, introdujo Feoli, para luego aclarar: “Esto no significa que tengamos como objetivo salvar el 100% de esa cifra, pero tenemos la hipótesis de que al menos el 50% de esa brecha podría ser corregido”.

Según Feoli, sería posible reducir las brechas a la mitad si se corrigieran algunas de las condiciones del cultivo. “En este momento nos encontramos en la segunda etapa de nuestra hipótesis, que consiste en avanzar sobre las posibles causas de las brechas”, reveló.

En este marco, los distintos grupos priorizaron las problemáticas que más afectan a la zona, siendo el barbecho y la siembra directa, la densidad de siembra y las malezas los temas a los que los diferentes grupos les concedieron más importancia. Todos ellos coincidieron en que el girasol sigue siendo la mejor opción para ambientes marginales, aunque algunos asistentes plantearon un posible incremento de la superficie dedicada al sorgo en detrimento del girasol y la necesidad de que los precios de pizarra sean más transparentes.

Feoli señaló que “llama la atención que ningún grupo haya señalado la cosecha como un tema a prestarle más atención, porque varios estudios demuestran que muchas pérdidas se producen en esta instancia”.

Cuidar los suelos
Martín Zamora, de la Chacra Experimental Integrada (CEI) Barrow disertó sobre la fertilización en el cultivo de girasol. “Hemos llevado a cabo análisis de suelos prístinos, para evaluar cómo eran antes de hacer agricultura y luego los comparamos con lotes que tienen 80 o 100 años de uso”, contó, para luego advertir: “Los resultados fueron preocupantes”.

El especialista reveló que mientras los suelos prístinos mostraron 41 partes por millón de fósforo, los lotes utilizados para agricultura sólo tenían 11 partes por millón. ”En el caso del nitrógeno potencialmente mineralizable –es decir, aquél que estará disponible para el cultivo– tuvimos valores que ascendían al doble en suelos prístinos respecto de los utilizados en agricultura”, indicó.

“La situación se está agravando y si no comenzamos a reponer los nutrientes que le quitamos al suelo, puede ocurrir un serio desbalance”, enfatizó. El experto señaló que en la región centro-sur de la provincia de Buenos Aires, el nitrógeno y el fósforo son los dos nutrientes que más restringen la productividad. Sin embargo, señaló que “Cada vez aparecen más deficiencias en nuestros suelos, y tenemos que ver las cosas de un modo integral, porque de otra forma, podemos estar aplicando nitrógeno cuando en realidad nos están faltando otros nutrientes”.

Por ello, Zamora recomendó realizar análisis de suelo atendiendo a los posibles déficits no sólo de nitrógeno y fósforo, sino también de azufre, y micronutrientes como cobre, zinc, boro, hierro y manganeso.

“Otro problema que analizamos –señaló Zamora– es la modificación de la densidad aparente del suelo. La labranza genera pérdida de porosidad, especialmente de macroporos, y eso dificulta la infiltración y almacenamiento de agua. En los suelos prístinos, no encontramos pérdida de porosidad, la estructura del suelo se mantuvo igual”, sostuvo.

Perspectivas para el aceite
La coyuntura actual en el mercado mundial de aceites fue analizada por Marcelo Teti, de Cargill, quien brindó un amplio panorama sobre el tema y planteó las diferentes variables que influirán en los precios a futuro. 

“Hubo tres factores que afectaron al girasol en los últimos diez años: crecieron los cultivos de palma, el Mar Negro avanzó como productor –desplazando a la Argentina–, y la soja fue adquiriendo cada vez más importancia”, manifestó. “Todas estas variables inciden de manera directa en el cultivo. 

Por un lado, la gran producción del Mar Negro influye en los precios hacia la baja. En segundo lugar, los márgenes relativos del girasol frente a la soja van en detrimento del primero, porque como las plantas que muelen el girasol también lo pueden hacer con la soja, y en tanto este cultivo adquiere una relevancia cada vez mayor, la semilla de girasol se desvaloriza. En tercer lugar el valor relativo del aceite de girasol contra el de soja y palma, se ve afectado por la mayor producción de este último, porque le pone un techo rápidamente a los precios”.

No obstante, para el analista también existen factores alcistas para el mediano plazo, como el recorte de 4 millones de toneladas en la cosecha del Mar Negro, y un complejo de aceite de soja y de proteínas ajustados.

Fuente: ASAGIR