miércoles, 11 de febrero de 2009

Tecnologías en tiempo de seca

Cómo implementar un manejo defensivo
Buena genética, promotores de crecimiento, hormonas vegetales y fertilización foliar. Cuatro tecnologías para enfrentar la escasez hídrica. Sin grandes costos, la estrategia apunta a levantar los pisos de producción para que los números cierren. Un enfoque productivo que puede verse en las jornadas SPS Anticipa.

Cuando la sequía es extrema, poco puede hacerse. Pero en algunas regiones del país, la situación de déficit hídrico se puede compensar con algunas estrategias de manejo defensivo que tienden a darle a la planta la fortaleza necesaria como para poder hacer frente al estrés, optimizando el uso de agua a medida va cayendo. Elegir correctamente los híbridos y variedades más adecuados al ambiente, proteger la estructura aérea de la planta y fortalecer el enraizamiento son algunas de las claves para levantar el piso productivo.

Con este enfoque, SPS lleva adelante su serie de jornadas SPS Anticipa. Una propuesta con la que la semillera buscar acercar los últimos paquetes tecnológicos y sus ensayos de cultivos en distintas regiones del país, en condiciones reales de producción y donde los hombres de campo las necesitan.

Durante estas jornadas, que comienzan el 12 de febrero en América y continúan el 26 de febrero en Cañada de Gómez (Santa Fe), el 12 de marzo en Miramar (BA) y el 19 de marzo en San Antonio de Areco (BA), los especialistas de SPS junto a técnicos de Syngenta, BASF, Nitragin, Sudamfos, Bertini y Glencore, abren su red de ensayos para mostrar a campo las tecnologías con las que el productor puede enfrentar la campaña.

La base genética
Uno de los principales objetivos perseguidos por la semillera con estas jornadas es ofrecerle al productor la posibilidad de comprobar la respuesta de aquellos híbridos y variedades que mejor se comportan en cada ambiente. Una de las bases para encarar un manejo defensivo es la correcta elección genética, la búsqueda de materiales con buen desempeño en condiciones de estrés y adecuada estructura de planta, por ejemplo.

En las jornadas SPS Anticipa, la compañía pone a disposición la oportunidad de analizar materiales de distintos grupos de madurez y fechas de siembra y su respuesta a las condiciones productivas de la región. Todo esto con el valor agregado de un paquete tecnológico disponible que hoy permite sacar el máximo provecho a una genética que, de base, debe ser buena.

Adrián Poletti es asesor técnico de Incrementar y uno de los profesionales encargados de diagramar las jornadas a campo SPS Anticipa. Según detalla, otra de las herramientas que los productores tienen a disposición para enfrentar momentos críticos como éstos son los PGPR o promotores de crecimiento. Se trata de inoculantes que se colocan en la semilla y le permiten a la planta tener un mejor desarrollo de raíz. De esa manera, la raíz tiene más profundidad y más volumen como para poder absorber, explorar mejor el perfil del suelo y poder aprovechar mejor el recurso hídrico.

Otro de los productos que en esta campaña ha sido muy utilizado por el agro proviene de la horticultura. Es una hormona formadora de raíz compuesta por oligoelementos. Es una mezcla de ácido naftalen acético, una hormona vegetal natural, y elementos menores como hierro, molibdeno, boro, zinc, que la planta utiliza normalmente para hacer procesos fisiológicos para que funcione mejor la raíz, que le permite fijar más hidratos de carbono y generar más aceite.

En todos los casos, “buscamos que la planta tuviese un arranque bueno con una profundidad de raíz importante y una fuerza de exploración para que pueda tolerar mejor las situaciones de estrés. Luego el cultivo tuvo el manejo normal. A posteriori, se le agregaron, para el momento de pasar con los fungicidas, 5 o 6 litros de fertilizante foliar, lo que permite bajar los niveles de respiración de la planta, los niveles de uso de agua y, a su vez, con esa nutrición vía hoja, la planta puede reponer los nutrientes que no sintetizó debido a que estuvo debatiéndose con la sequía. Además, le permite seguir fijando dióxido de carbono y haciendo fotosíntesis. El efecto de esta tecnología se ve muy marcado en el girasol y el maíz. Se prolonga el estado verde de la planta, hace que el cultivo trabaje el período de llenado durante más tiempo, con una alta eficiencia en el uso de agua y de nutrientes que estuvieron aplicados”, explicó Poletti.

El objetivo, en todos los casos, es ayudar a que materiales de una buena base genética puedan mejorar la utilización de los recursos agua y nutrientes. Es tecnología de complementación de nutrición.

Los costos
Según Poletti, lo más interesante es que toda esta tecnología no tiene un costo muy alto. Los PGPR deben costar 5 dólares por hectárea, la suplementación de oligoelementos y ácido naftalen acético que viene de la horticultura y la floricultura, cuesta 1,5 dólares por hectárea. La fertilización foliar, que es lo más caro, puede llegar a costar 15 dólares, depende de la dosis.

“No son tecnologías carísimas que no estén al alcance de cualquier productor. Son fáciles de utilizar, se pueden usar en el momento en que se hace algún defensivo para la planta, cuando se pasa herbicida o a algún insecticida, de forma tal de no sumar aplicaciones. Además, permiten al cultivo llegar mejor parado, prolongar el período de llenado y recuperar kilos”, detalló el técnico.

Cuándo usarlas
La clave es usar tecnología que el productor tiene disponible. En todos los casos, los ensayos se realizaron en condiciones reales de producción. “Sembramos en la medida en que la sequía lo fue permitiendo, al igual que el productor”, aclaró el asesor. En el caso de las Anticipa, “buscamos apretar el uso de esta tecnología en la medida que veíamos que las condiciones climáticas venían empobreciéndose”, dijo.

En Cañada de Gómez fue usada para corregir los problemas de déficit hídrico que hubo al inicio de la siembra. En América, que hace rato no llueve, está permitiendo que la soja siga desarrollándose y cargando bien el girasol y el maíz al sacar agua de mayor profundidad.

Ahora, en San Antonio de Areco, donde se va a ver una demostración de siembras tardías y manejo defensivo, también se hizo esa tecnología porque venían con 600 mm de déficit hídrico y se sembró con una sequía extrema. “Cuando las plantas nacieron, les dimos enseguida todo el paquete como para que cuando empiece a llover pueda aprovechar correctamente todos los nutrientes”, destacó el técnico.

En Miramar, por ejemplo, que también se sembró bajo una sequía extrema y se está haciendo riego, “también le hemos dado una protección de inicio para que el cultivo se desarrolle y optimice el recurso de utilizar el riego, que es carísimo. Por lo tanto, por cada mm de agua que se aplica, hay que buscar que recupere la mayor cantidad de kilos posible, para poder pagarlo”, aseguró.

Más tecnología
En algunas de las SPS Anticipa, los productores podrán ver además ensayos de distanciamiento en maíz y de separación de surcos utilizando la tecnología de resistencia a glifosato. “Mediante el espaciamiento entre surcos y aumentando la presión de plantas dentro del mismo surco, con 6 plantas por metro sembrado, pero con surcos puestos a 1 metro de distancia, estamos haciendo ensayos comparándolos con 52 cm de separación entre hileras.

El objetivo es analizar el impacto de ese manejo a la hora de estabilizar los rendimientos de maíz que se hacen con siembras tardías o de segunda atrás de trigo. Lo que buscamos es abrir el surco de maíz para mantenerlo limpio y diferir el consumo de agua lo más posible hacia la floración. Aprovechamos mejor el recurso hídrico para que lo use para formar grano y no para formar hoja”, concluyó Poletti.
Fuente: SAVIA Comunicación

1 comentario:

Anónimo dijo...

QUE BUENO QUE LAS EMPRESAS SIGUEN DESARROLLANDO NUEVAS TECNICAS Y NUEVOS MANEJOS...ESPEREMOS QUE QUEDEN PRODUCTORES Y PRODUCCION PARA PODER APLICARLOS !