Las palomas lejos están de ser indefensas aves que comen de la mano de quién les ofrece un poco de maíz en una plaza. Causan daño. En la ciudad y en el campo. Y son transmisoras de enfermedades.
En el campo, genera importantísimas pérdidas en los cultivos, sobre todo girasol y sorgo, que por sus características nutricionales, son muy atractivos para las aves. Son un dolor de cabeza para el productor, un gran problema, porque su control es difícil.
Por eso no llamó la atención que en la versión 2010 del Congreso de Girasol, organizado por ASAGIR, haya habido todo un bloque dedicado a la problemática de las aves (palomas y cotorras para Argentina) a sala llena y preguntas en cantidad. El problema existe y es complejo.
Para el cultivo de girasol, las pérdidas son grandes: a nivel de capítulo se pueden tener daños que superan el 50%, si bien el daño no es regular en todo el lote.
Para el caso de las palomas la abundancia se mantuvo relativamente uniforme hasta el año 2007 y en los dos últimos años aumentó de una manera significativa. “Lo que evaluamos es la relación entre este cambio en la abundancia con condiciones climáticas y de uso de la tierra; cómo cambiaron los cultivos en estos años que pueden estar explicando estas variaciones poblacionales”, mencionó Sonia Cannavelli de INTA.
En el INTA se llevan a cabo diferentes investigaciones que tratan de buscar una solución a este grave problema: analizan cómo la variación de la densidad de malezas o de plantas se relaciona con el daño observado y ven que la disponibilidad de monte nativo y de cultivos alternativos atractivos para las aves influyen.
En nuestro país no contamos con avicidas o repelentes químicos aprobados y se buscan alternativas para disminuir los daños, probando la efectividad y dosis efectiva de los biorepelentes. Aquí el desafío está en ajustar la tecnología y dar el paso a campo, porque los resultados a cautiverio muestran efectividad con una concentración 4% V/V; pero a campo con una concentración de 17%V/V los resultados no muestran diferencias significativas.
Mirando más a la plaga, una alternativa es el manejo de hábitat reproductivo para disminuir el repoblamiento, modificando los sitios de reproducción por extracción selectiva de arbustos en el monte. Se hizo un ensayo en La Pampa, donde se eliminó el estrato arbustivo y se observó que el tratamiento fue efectivo para disminuir los nidos.
Las poblaciones de algunas aves, están reguladas fundamentalmente por el alimento disponible por eso el manejo influye directamente, por eso algunas recomendaciones valen: planificar el manejo de aves dentro del esquema de manejo del cultivo, no esperar a tener las aves en el lote para empezar a ver qué se puede hacer, prevenir, integrar soluciones, identificar las especies problema, caracterizar el daño (cómo se distribuye, cuando, donde, cuanto), reducir el daño y no la plaga, monitorear lotes, controlar los sitios alternativos y malezas, disminuir las pérdidas por cosechadora y transporte, manejar los rastrojos, rotar.
No son muchas las posibilidades de control por parte del productor. Hoy cada uno combate estas plagas según su criterio. Pero no hay una política nacional, integral. Y se requiere porque se mezcla la producción, la salud, el ecosistema, la sustentabilidad. Debe ser el estado quién planifique y lleve adelante esta tarea.
El diputado nacional por la UCR (La Pampa) Ulises Forte, presentó un proyecto de ley que declara plaga a las palomas y propone crear el Programa Nacional de Control Poblacional de Palomas (PRONACOPA).
El 18 de Junio -según informó durante el Congreso Pablo Urdapilleta, Director de Economías Regionales del Ministerio de Agricultura- el tema será tratado en una reunión para delinear acciones y medidas orientadas a biorrepelentes, manejo de montes, monitoreo, destrucción mecánica de nidos y está previsto que las provincias lleven sus propios programas y el gobierno nacional evalúe su financiamiento. ASAGIR no había sido convocada a dicha reunión y sus miembros pasaraon factura reclamando su participación.
Esperemos lleguen pronto las soluciones.
En el campo, genera importantísimas pérdidas en los cultivos, sobre todo girasol y sorgo, que por sus características nutricionales, son muy atractivos para las aves. Son un dolor de cabeza para el productor, un gran problema, porque su control es difícil.
Por eso no llamó la atención que en la versión 2010 del Congreso de Girasol, organizado por ASAGIR, haya habido todo un bloque dedicado a la problemática de las aves (palomas y cotorras para Argentina) a sala llena y preguntas en cantidad. El problema existe y es complejo.
Para el cultivo de girasol, las pérdidas son grandes: a nivel de capítulo se pueden tener daños que superan el 50%, si bien el daño no es regular en todo el lote.
Para el caso de las palomas la abundancia se mantuvo relativamente uniforme hasta el año 2007 y en los dos últimos años aumentó de una manera significativa. “Lo que evaluamos es la relación entre este cambio en la abundancia con condiciones climáticas y de uso de la tierra; cómo cambiaron los cultivos en estos años que pueden estar explicando estas variaciones poblacionales”, mencionó Sonia Cannavelli de INTA.
En el INTA se llevan a cabo diferentes investigaciones que tratan de buscar una solución a este grave problema: analizan cómo la variación de la densidad de malezas o de plantas se relaciona con el daño observado y ven que la disponibilidad de monte nativo y de cultivos alternativos atractivos para las aves influyen.
En nuestro país no contamos con avicidas o repelentes químicos aprobados y se buscan alternativas para disminuir los daños, probando la efectividad y dosis efectiva de los biorepelentes. Aquí el desafío está en ajustar la tecnología y dar el paso a campo, porque los resultados a cautiverio muestran efectividad con una concentración 4% V/V; pero a campo con una concentración de 17%V/V los resultados no muestran diferencias significativas.
Mirando más a la plaga, una alternativa es el manejo de hábitat reproductivo para disminuir el repoblamiento, modificando los sitios de reproducción por extracción selectiva de arbustos en el monte. Se hizo un ensayo en La Pampa, donde se eliminó el estrato arbustivo y se observó que el tratamiento fue efectivo para disminuir los nidos.
Las poblaciones de algunas aves, están reguladas fundamentalmente por el alimento disponible por eso el manejo influye directamente, por eso algunas recomendaciones valen: planificar el manejo de aves dentro del esquema de manejo del cultivo, no esperar a tener las aves en el lote para empezar a ver qué se puede hacer, prevenir, integrar soluciones, identificar las especies problema, caracterizar el daño (cómo se distribuye, cuando, donde, cuanto), reducir el daño y no la plaga, monitorear lotes, controlar los sitios alternativos y malezas, disminuir las pérdidas por cosechadora y transporte, manejar los rastrojos, rotar.
No son muchas las posibilidades de control por parte del productor. Hoy cada uno combate estas plagas según su criterio. Pero no hay una política nacional, integral. Y se requiere porque se mezcla la producción, la salud, el ecosistema, la sustentabilidad. Debe ser el estado quién planifique y lleve adelante esta tarea.
El diputado nacional por la UCR (La Pampa) Ulises Forte, presentó un proyecto de ley que declara plaga a las palomas y propone crear el Programa Nacional de Control Poblacional de Palomas (PRONACOPA).
El 18 de Junio -según informó durante el Congreso Pablo Urdapilleta, Director de Economías Regionales del Ministerio de Agricultura- el tema será tratado en una reunión para delinear acciones y medidas orientadas a biorrepelentes, manejo de montes, monitoreo, destrucción mecánica de nidos y está previsto que las provincias lleven sus propios programas y el gobierno nacional evalúe su financiamiento. ASAGIR no había sido convocada a dicha reunión y sus miembros pasaraon factura reclamando su participación.
Esperemos lleguen pronto las soluciones.
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