Una alternativa rentable y eficiente para
la actividad lechera son los forrajes de buena calidad: avena y raigrás
anual. Recomendaciones del INTA Rafaela –Santa Fe– para potenciar la
producción de pasto.

Los
verdeos de invierno son pasturas anuales que constituyen un recurso
forrajero clave en los sistemas de producción lechera. Esto se debe a
que aportan forraje de buena calidad cuando las pasturas perennes base
alfalfa disminuyen su tasa de crecimiento –desde fines del otoño hasta
el inicio de la primavera–. Ensayos del INTA Rafaela determinaron que un
buen manejo asegura forraje fresco en una época crítica: el invierno.
Los verdeos de invierno –avena y raigrás anual– bien manejados
aportan una alta acumulación de forraje. “La buena producción de materia
seca junto al alto valor nutritivo y sanidad los hacen apta para la
confección de reservas”, señaló Juan Mattera, especialista en pasturas y
forrajes de esa unidad del INTA.
La avena es una de las principales fuentes de forraje verde durante
el invierno en toda la región pampeana, tanto para la producción de
carne como de leche. En la actualidad, se cuenta con especies y
materiales que, combinados de forma estratégica, pueden brindar forraje a
lo largo de una época crítica del año.
De acuerdo con Luis Romero, especialista del INTA Rafaela, el tipo y
fertilidad del suelo, el clima, la especie, la fecha de siembra,
fertilización, las plagas (pulgones) y las malezas son los factores que
influyen en el resultado productivo.
Ensayos realizados en campos de productores determinaron que la avena
es una especie que se adapta muy bien a las condiciones del clima y
suelo del centro de Santa Fe y produce en promedio de 4.000 a 5.000
kilogramos de materia seca por hectárea.

Durante la evaluación, el raigrás anual demostró que puede incluirse
en los planteos productivos tanto por su potencial productivo como por
su calidad de forraje. “Con buenas condiciones de humedad, se obtuvieron
rendimientos superiores a la avena”, expresó Mattera.
“En años secos o cuando no se puede sembrar temprano (marzo-abril) la
opción es trigo”, indicó Romero, y agregó: la recomendación es utilizar
“cultivares de ciclo largo con buen potencial de rebrote y un amplio
ciclo vegetativo”.
El trigo presenta la particularidad de ser más tolerante al frío que
la avena debido a esta característica se lo puede sembrar más tarde
(fines de abril–mayo). Además, responde bien con menor disponibilidad de
agua, tiene una producción de materia seca de 4.000 kilogramos por
hectárea y permite hasta tres pastoreos.
El aprovechamiento de los verdeos es conveniente hacerlo cuando el
cultivo se encuentra en el estado de pleno macollaje –desarrollo de
yemas que potencian el rebrote–.
Con respecto a la calidad, el forraje varía según las especies.
“Todos estos verdeos tienen altos niveles de proteína, aunque el raigrás
anual se destaca por tener una relación proteína y energía más
balanceada ya que posee mayores niveles de carbohidratos solubles”,
expresó Romero
Fuente: INTA Informa
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