Un nuevo taller de REM en Rosario se avocó a conocer las malezas y diseñar estrategias de manejo a medida.
No se puede manejar lo que no se conoce. Algo que parecería obvio no siempre sucede cuando en el lote se intenta saber qué está presente para decidir una aplicación. Luisa Nisensohn, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR reforzó los conceptos del monitoreo como herramienta básica para el manejo de malezas.
Hoy día esta práctica está dirigida casi plenamente a
insectos y enfermedades, pero de a poco se vuelve a prestar atención a
las malezas, de una manera ordenada y dejando registros, lo que
permitirá analizar esos datos en el tiempo para tomare mejores
decisiones.
Por su parte, Delma Faccini, de la misma
casa de estudios, retomó conceptos de la biología y ecología que son
imprescindibles a la hora de diseñar una estrategia de manejo.
En una
encuesta inicial pudo verse que pocos técnicos conocen si una especie es
de ciclo anual o perenne y este es un dato básico para saber cómo y
cuándo actuar. Faccini afirmó que en las malezas anuales debe evitarse
que produzcan semillas, en cambio, con las perennes no solo interesan
sus semillas sino también sus estructuras que le permiten perpetuarse
(rizomas, bulbos, etc.)
La especialista mostró con números como
un control eficaz impacta, no solo en la campaña en curso, sino también
en las siguientes al ir disminuyendo el banco de semillas del suelo, al
que pocas veces se le presta la atención adecuada.
Yendo a la problemática de resistencia,
el Lic. Daniel Tuesca, mencionó que luego del lanzamiento de la
tecnología RG no se tuvo en cuenta la posibilidad de aparición de
resistencia a glifosato en malezas, aún cuando en Argentina ya se tenía
un caso confirmado de resistencia a otro grupo de herbicidas, los
inhibidores de ALS. Tuesca repasó la lista de malezas resistentes en
Argentina, mostrando su ubicación geográfica estimada y en crecimiento.
Luego expuso resultados de control de
Lolium multiflorum (raigrás anual) resistente a glifosato, que ya se
encuentra presente en numerosos lotes del norte de Buenos Aires y Sur de
Santa Fe. Con graminicidas fop y dim se lograron controles
satisfactorios, que mejoraron cuando se usó la técnica del doble golpe,
esto es, luego del graminicida se hizo una segunda aplicación a los 10
días con un desecante.
En cuanto a Rama negra, la maleza más
problemática de la zona, existen varios trabajos y experiencias, pero se
podría resumir en que la clave es una: el tamaño de la maleza al
realizar la aplicación. Cuando el tamaño es el adecuado (roseta o tallo
de no más de 5-10 cm), varios son los herbicidas que tienen excelente
control, pero una vez superado ese tamaño, los resultados son erráticos.
El especialista Luis Allieri se refirió a
las situaciones que se están encontrando en los lotes de la zona
núcleo, escenarios nuevos que exigen adaptar la estrategia de manejo.
Como primer punto recalcó que hay que sembrar únicamente sobre lotes
limpios de malezas, especialmente cuando hablamos de Rama negra. En
estos años se vieron muchos lotes sembrados sobre malezas mal
controladas y una vez establecido el cultivo las herramientas químicas
son menos, más costosas y de menor efectividad.
Refiriéndose a las
aplicaciones de herbicidas, detalló los tipos de aceites que hay en el
mercado, destacando la enorme diferencia en calidad que existe. Para
tener en cuenta, el agua fría afecta marcadamente la emulsión, por lo
que, en aplicaciones de invierno se justifica aún más utilizar aceites
de buena calidad.
En cuanto a la dureza del agua, las dos
sales a las que hay que prestarle atención en Argentina son las de
calcio y magnesio. Estas sales se presentan con una gran variabilidad
temporal y espacial y hacen necesario corregir el agua para las
aplicaciones cuando se superan las 250ppm. Son muchos los secuestrantes
de cationes que se consiguen en el mercado, siendo el sulfato de amonio
el más utilizado de ellos. El especialista aclaró que el pH no es un
buen indicador del contenido de sales del agua y no es necesario
corregirlo para las aplicaciones de herbicidas.
Un dato a tener en cuenta, si bien los
graminicidas fop y dim son postemergentes de malezas, tienen algo de
actividad en el suelo y pueden afectar los cultivos de gramíneas que se
siembren luego de una aplicación de estos productos. Así, es necesario
dejar pasar por lo menos 15 días entre una aplicación y la siembra de
maíz, pero más sensibles son el sorgo y el trigo, en los que se detectan
pérdidas de rendimientos aún dejando transcurrir mayores tiempos.
Para finalizar, Allieri dejó en claro
que el manejo proactivo, que involucra tomar medidas antes de que el
problema aparezca, es sin duda más costoso al inicio pero a mediano y
largo plazo será el más económico y de mayores ingresos, comparado con
el manejo reactivo que es el normalmente adoptado.
2 comentarios:
Como he crecido en un pequeño pueblo del interior del país, desde chico me he familiarizado mucho con el campo. A pesar de vivir actualmente en un alquiler temporario buenos aires, sigo tratando de estar vinculado con el campo, aunque sea a través de espacios de internet como este
Gracias Cristian! Espero que encuentres en este blog información de tu interés. Saludos. Ines.
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