A partir de una noticia publicada en este blog unos días atrás,llegué a una página, www. glifosato.es, en la cual se publica información muy interesante sobre este herbicida tan polémico.
Polémica que, desde mi humilde punto de vista, se genera no por el producto en sí, si no por sus malas prácticas de aplicación. Es como alguna vez escuché -en relación al monocultivo y los daños que esto produce en el suelo- "la culpa la tiene la soja". Y la soja no tiene la culpa de nada.
En todo casos, son las prácticas que se realizan alrededor de ella: monocultivo, no rotación de cultivos ni de productos, desgate del suelo, empobrecimiento...
A mi entender, los problemas que se asocian con el glifosato -en relación a la salud humana- tienen que ver con malas prácticas: aplicaciones que no cumplen los requerimientos (presencia de viento, dosis mas altas que las recomendadas, falta de controles, falta de legislación, irresponsabilidad).
Es un tema delicado y hay que ser muy cautos en lo que se expresa. Sobre todo creo que, lo que se diga debería estar respaldado por información científica, probada. No el "me dijeron", "se dice", "se cree".
En esta línea de ideas, me pareció útil y precisa la información que se cita en este sitio.
Por ese motivo hice una breve recopilación de lo que, estimo, que puede ser de utilidad para quienes andan en la búsqueda de información, para quienes tienen dudas.
Aquí algunas respuestas a las preguntas que muchos se hacen acerca del glifosato en relación a la salud humana, al cáncer, la contaminación, los peligros, los fantasmas...
¿Qué es el glifosato?
El glifosato o N-(fosfonometil)glicina es uno de los herbicidas de amplio espectro de mayor uso, con una participación de alrededor del 25% en el mercado mundial de los herbicidas.
Los herbicidas con glifosato frecuentemente se emplean en la agricultura porque son una forma sencilla y rentable de controlar malezas que de otro modo persistirían por muchos años.
Si bien el mercado global principal del glifosato es la agricultura, también se lo usa para mejorar la visibilidad y controlar el crecimiento de malezas en áreas no cultivadas tales como complejos industriales y vías y terraplenes del ferrocarril.
Los usos no agrícolas también pueden incluir el control de malezas en lugares de esparcimiento, bosques y ambientes acuáticos.
Además, muchos jardineros usan productos con glifosato.
El glifosato se lanzó al mercado en 1974 bajo la marca “Roundup” y desde entonces ha sido comercializado bajo una serie de marcas diferentes en cientos de productos para la protección de plantas en todo el mundo.
En la agricultura europea, los herbicidas a base de glifosato se utilizan para el control de malezas en una amplia variedad de cultivos, incluyendo cereales, colza, habas, girasol, maíz en grano, remolacha azucarera y pastizales.
Diversos países europeos, incluso Alemania, usan herbicidas con glifosato en casi la mitad de su superficie total de cereales.
¿Cómo se usa el glifosato?
El glifosato habitualmente se pulveriza en las malezas como una solución diluida, y se absorbe con rapidez en las plantas. Su acción bloquea una vía metabólica esencial para el crecimiento de la planta. Esta vía está presente en todas las plantas, pero no en los animales, lo que convierte al glifosato en un herbicida de amplio espectro muy eficaz y contribuye a su baja toxicidad en los animales.
Otro motivo por el cual los productos de glifosato son populares como herramientas para el manejo de cultivos es que permiten a los agricultores sembrar directamente sobre campos de rastrojos sin arar (siembra directa).
El glifosato ha reemplazado el control mecánico de las malezas en muchos cultivos y ha tenido un impacto importante en las prácticas agrícolas y en el rendimiento de los cultivos en Europa en los últimos años.
¿El glifosato impone riesgos a la salud humana?
El glifosato es uno de los principios activos más ampliamente utilizados herbicidas diseñados para prevenir el crecimiento de plantas no deseadas en zonas de cultivo.
Numerosas evaluaciones sanitarias conducidas por las autoridades públicas durante los últimos 40 años han concluido sistemáticamente que el glifosato no representa un riesgo inaceptable para la salud humana.
No obstante, se ha planteado un polémico debate en relación con la evaluación de los riesgos a la salud de glifosato, mayormente como resultado de la reciente publicación de “Roundup®And Birth Defects: Is the Public Being Kept in the Dark? (Roundup y los defectos de nacimiento: ¿Se está ocultando al público la verdad?) por parte de la organización no gubernamental Earth Open Source.
El informe critica una serie de evaluaciones toxicológicas y de riesgo conducidas por autoridades oficiales en las últimas décadas. En especial, hace referencia a algunos estudios que informaron de toxicidad evolutiva en pruebas in vitro con embriones aislados de pollo y rana y líneas celulares humanas.
Las autoridades públicas han hallado que estos estudios in vitro son de valor muy limitado para las decisiones reglamentarias, ya que no tienen en cuenta las condiciones de exposición realistas que se aplican a los animales y a los seres humanos, ni las barreras fisiológicas (absorción, metabolismo y excreción) que limitan la exposición.
De conformidad con las pautas internacionales, las sustancias deben comprobarse en experimentos de alimentación in vivo con animales intactos, o sea, de manera congruente con las condiciones de exposición reales.
Los estudios in vitro, en los que las sustancias se administran de forma artificial directamente a embriones (mediante su mezcla en el medio de cultivo, o a través de una inyección), no se ajustan a las pautas internacionales, y las autoridades los consideran menos confiables y menos importantes para las evaluaciones de riesgo para los seres humanos que los estudios con animales intactos.
¿Hay alguna evidencia de que el glifosato causa cáncer?
Los extensos estudios toxicológicos en animales han demostrado que el glifosato no produce cáncer. Durante los 40 años de su uso el glifosato ha sido sometido a evaluaciones de seguridad por parte de expertos reglamentarios y paneles de revisión autorizados, quienes también han investigado su potencial cancerígeno. Ninguna de estas evaluaciones ni tampoco los estudios a largo plazo con ratas y ratones han sugerido ningún efecto cáncerígeno asociado con el glifosato.
Una serie de estudios epidemiológicos también se ha concentrado en las cuestiones de salud asociadas con la exposición a pesticidas. Uno de los estudios epidemiológicos en mayor escala sobre la exposición a pesticidas y los resultados para la salud es el Estudio de Salud en la Agricultura (Agricultural Health Study o AHS), que incluyó aproximadamente 57.000 agricultores de los EEUU que aplican herbicidas.
Los artículos publicados en base a estos datos varían en el grado de especificidad de sus conclusiones en lo que se refiere a pesticidas en general, clases de pesticidas y en algunos casos, insecticidas, herbicidas o fungicidas individuales. Mientras que algunos de estos artículos mencionan específicamente al glifosato, ninguno logra establecer asociaciones fundadas con ningún cáncer específico resultante.
Otros estudios no han podido identificar una asociación entre el glifosato e incidencias de cáncer de ningún tipo. No obstante, en un estudio de Costa Rica se informaron asociaciones entre la exposición a pesticidas de los padres y la leucemia infantil. Sin embargo, los resultados no pueden interpretarse específicamente para el glifosato dado que la exposición se estimó junto con la de “otros pesticidas”.
Otro artículo informó una asociación entre el linfoma no Hodgkin y el glifosato, pero este hallazgo no pudo reproducirse en un estudio posterior realizado por el mismo grupo de investigadores.
En el AHS16, no se observó ninguna asociación entre el glifosato y ningún cáncer, incluyendo cáncer de pulmón, de la cavidad oral, del colon, del recto, pancreático, renal, de la vejiga, prostático, melanoma, todos los cánceres linfohematopoiéticos y linfoma no Hodgkin.
Un artículo reciente con una reseña de estudios epidemiológicos relacionados con glifosato, en los cuales el cáncer fue un criterio de valoración, aporta un resumen consolidado de los estudios epidemiológicos con cáncer pertinentes y concluye que no puede establecerse una relación entre el glifosato y ningún resultado de cáncer sobre la base del considerable volumen de datos epidemiológicos publicados.
También cabe destacar que en todos los estudios epidemiológicos se estimó que el nivel general de exposición de los agricultores que aplican glifosato y sus familias es muy bajo. Los datos de exposición al glifosato obtenidos de los participantes en un estudio de salud en los agricultores publicado en 2004 y 2005 se utilizaron para calcular una dosis sistémica media geométrica para los agricultores que aplican glifosato.
Aún para los agricultores que aplicaban glifosato en superficies de hasta 162 hectáreas, la dosis media geométrica fue de sólo 0,0001 mg/kg/día, que aproximadamente representa un 0,03% del nivel de exposición aceptable actual del operador (AOEL, por sus siglas en inglés) para el glifosato en la UE.
¿Qué revelan los estudios toxicológicos sobre el glifosato?
El glifosato, al ingerirse, no se metaboliza y se elimina del cuerpo con rapidez, mayormente inalterado. Tras una única administración oral, dérmica o inhalada, el glifosato mostró baja toxicidad aguda.
El glifosato produjo irritación en los ojos, pero no en la piel, y tampoco produjo sensibilización. Los estudios toxicológicos completos en animales han demostrado que el glifosato no provoca cáncer, efectos mutagénicos, defectos de nacimiento, neurotoxicidad ni problemas reproductivos5,14,17,18.
Las pautas legales dictan que los herbicidas y demás sustancias químicas deben comprobarse con conejos o ratas intactos como requisito para su aprobación.
¿El glifosato es perjudicial para la reproducción y el desarrollo de animales y seres humanos?
En base a los estudios con ratas y conejos, la UE, la OMS y la Agencia de Protección Ambiental de los EEUU (EPA) han llegado a la conclusión de que el glifosato no es perjudicial para el desarrollo de los mamíferos, los seres humanos incluidos.
Según las pautas reglamentarias, deben realizarse pruebas de toxicidad evolutiva en dos especies de mamíferos (ratas y conejos), y un estudio de reproducción multigeneracional adicional con ratas. La sustancia de prueba generalmente se administra oralmente a los animales de la prueba, si bien puede administrarse a través de la piel o por inhalación si las consideraciones de exposición específicas lo justifican.
En todo el mundo se han completado muchos de estos grupos de pruebas evolutivas y reproductivas estándar para fines reglamentarios, y también se han publicado otros estudios en la literatura científica. Si bien los estudios claves no han demostrado resultados evolutivos y reproductivos adversos, algunos alegan que se han producido efectos adversos.
Sin embargo, estos efectos no se observaron uniformemente, y/o se obtuvieron bajo condiciones poco realistas que no podrían producirse en los seres humanos.
Es importante comprender la validez e importancia de estos artículos, que han sido sometidos a su vez al subsiguiente análisis por parte de expertos en la materia.
Estas evaluaciones expertas han concluido que los datos toxicológicos colectivamente demuestran que la exposición al glifosato no representa ningún riesgo incrementado de problemas reproductivos en los seres humanos.
Según las pautas internacionales, los cultivos de células y los embriones de pollo aislados no son modelos de prueba adecuados para las evaluaciones de riesgo de los herbicidas y demás sustancias químicas.
¿El glifosato perjudica la calidad del agua?
Es improbable que el glifosato – principio activo en una amplia gama de herbicidas –penetre por lixiviación en las napas de agua, ya que se une fuertemente a los suelos de típico uso agrícola. Lo mismo se aplica al AMPA, el principal producto de degradación del glifosato. Esto ha sido confirmado en un gran número de estudios de monitoreo europeos: con muy poca frecuencia se halló glifosato y AMPA en las aguas subterráneas, y por lo general, sólo bajo circunstancias excepcionales, por ej., en suelos muy porosos susceptibles a movimientos de agua rápidos y poco uniformes, o en aguas subterráneas en contacto directo con agua superficial.
El glifosato y el AMPA pueden llegar hasta el agua superficial a través de escurrimiento, drenaje, deriva de pulverización, y ocasionalmente, como resultado de malas prácticas agrícolas. Si bien la presencia de estas sustancias es más amplia en las aguas superficiales que en las subterráneas, los niveles en el agua de superficie rara vez exceden el umbral de alarma ecológica.
La presencia de glifosato y AMPA en el agua superficial y subterránea no representa un riesgo a la salud humana. El glifosato y el AMPA pueden eliminarse con facilidad del agua cruda a través de métodos de tratamiento para agua potable convencionales (que incluyen filtración por arena y cloración).
Además, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las concentraciones observadas en las aguas ambientales son varios órdenes de magnitud inferiores al umbral de seguridad permitido.
La OMS concluye que no se considera necesario el establecimiento de un valor numérico de guía. La ocasional incidencia de glifosato y/o AMPA en el agua potable no representa un riesgo para la salud humana.
Fuente: glifosato.es
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