martes, 16 de septiembre de 2008

No está haciendo nada...

Esa es la sensación: que el Secretario de Agricultura Carlos Cheppi no está haciendo nada. Tiene buena voluntad, experiencia y conocimiento de los temas, pero no alcanza. Ya se dijo y se sabe que se necesitan soluciones y definiciones. Y está a la vista que esta nueva gestión no está generando nada de eso. O bien lo que se genera lejos está de ser lo que se necesita para salir adelante. Fueron y son medidas que entorpecieron, que complicaron y que fueron dejando a nuestro país fuera de los mercados, porque las nuevas exigencias impidieron en muchos casos cumplir con los compromisos de exportación.

Y frente a estos incumplimientos, el país pierde algo que lleva años construir: "ser considerado un proveedor de alimentos confiable”. Hoy Argentina, por ejemplo en el mercado de carnes, no lo es y nos ven como muy inestables.

Dicen que están trabajando sobre medidas para las economías regionales, pero en los pasillos de Paseo Colón no se sabe “en qué están trabajando, con quién ni sobre qué” porque es inexistente la bajada de línea hacia la mayoría de las Direcciones y oficinas.

Los ruralistas comparten esta sensación de “nada”, tal como lo expresa hoy en la edición impresa de la Nueva Provincia
, el futuro vicepresidente de la Sociedad Rural, Alejandro Delfino. “Este país se va a caer si no lo arreglamos, ya que aunque Cheppi tenga buena voluntad, no está haciendo nada", afirmó.

Mientras tanto quién parece ser una incansable fuente de generación de resoluciones es la ONCCA. La nueva Resolución que vio la luz por estas horas, la 57, es una nueva movida para presionar y controlar al sector agropecuario, aunque desde el Gobierno digan que se persiguen otros objetivos.

Según hemos podido ver hoy en la Sección El País del Diario Clarín
la medida “Plantea la creación de un "Registro General de Operadores" para cuatro cadenas alimentarias: granos, carnes, lácteos y avícolas. Desde el Gobierno justifican al señalar que buscan detectar operaciones en negro. Del lado de los productores ven otras intenciones. Deberán inscribirse en el Registro las personas físicas o jurídicas que intervengan en la producción, transporte, industrialización, comercialización y cualquier actividad contemplada en la presente resolución de las cadenas comerciales agropecuarias y alimentarias", dice la Resolución. Tan abarcativa definición se transforma, con el correr de las páginas, en la certeza de que la ONCCA pretende disponer de un mapa de toda la producción agroalimentaria. La norma precisa uno por uno los operadores que deberán tramitar su inscripción y renovarla todos los años (transportistas, distribuidores, exportadores e importadores, productores rurales de toda índole, mercados de futuros, corredores de cereales, elevadores de granos, desmotadoras de algodón, plantas arroceras, dueños de campos arrendados, fábricas de cerveza y destilerías, laboratorios, balanzas públicas y hasta los peritos clasificadores). Todos deberán matricularse ante la ONCCA cumpliendo con severas exigencias, como estar al día con los impuestos y las obligaciones previsionales. Hasta las concesionarias que canjean autos por soja deberán hacerlo cuando la norma entre en vigencia. La medida en ciernes promete aplicar severas sanciones a quienes no cumplan con el trámite. Según un especialista, esta situación abre la posibilidad de que se desate una catarata de juicios contra la ONCCA, debido a que este tipo de penalidades deben necesariamente ser definidas por el Congreso. Desde que se decretó su "autarquía", en 2005, este superorganismo no cuenta con una norma que defina ni su estructura ni sus funciones. Pese a ello, bendecida por el kirchnerismo, fue acaparando protagonismo: ahora no sólo controla”la transparencia comercial sino que distribuye compensaciones por $ 4.000 millones”

Seguimos viendo pasar las oportunidades. El mundo no espera a que Argentina se acomode, y que los funcionarios reaccionen. Mientras acá dejamos pasar el tiempo, otros ocupan nuestro lugar. Que luego no nos sorprenda comprobar que las producciones de granos y demas actividades disminuyen, que las superficies sembradas no se incrementan y que los rendimientos caen por una menor inversión en insumos y tecnología.

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