La capacidad de innovación en Argentina no descansa. Y menos en tiempos de crisis y conflicto como son los tiempos que corren. Mucho menos en estos tiempos, donde prima la búsqueda de la eficiencia, la mejora continua, la diferenciación, la calidad.
En esta línea, surge en 2008 desde Aapresid la Agricultura Certificada (AC). Un modelo de gestión que no implica más que juntar varias de las tecnologías y prácticas que muchos productores vienen haciendo en nuestro país. “Se trata de un modelo de gestión que expresa la evolución de la SD y que, estamos convencidos, está destinado a ser considerado en un futuro cercano, el tercer gran hito de la agricultura innovadora en Argentina y en el mundo, luego de la SD y de la Biotecnología”, puede leerse en el sitio.
Se trata entonces de agrupar las Buenas Prácticas Agrícolas (siembra directa, rotación de cultivos, fertilización balanceada, manejo integrado de plagas y malezas, agricultura de precisión, manejo de residuos), la toma de registros y el análisis de indicadores que permitan medir la evolución de la agricultura sobre el ambiente. Al conocer los impactos y la evolución del sistema, puedo saber donde ajustar para ser más eficiente. Con la mente puesta en la sustentabilidad.
La idea es la certificación del proceso, y no del producto (ej soja o carne) y así obtener un sello que agregue valor y permita una diferenciación. Para lograr quiza, a futuro, una Marca Región o una Marca País, que nos asocie a una Agricultura de Conservación.
Más información en www.ac.org.ar
En esta línea, surge en 2008 desde Aapresid la Agricultura Certificada (AC). Un modelo de gestión que no implica más que juntar varias de las tecnologías y prácticas que muchos productores vienen haciendo en nuestro país. “Se trata de un modelo de gestión que expresa la evolución de la SD y que, estamos convencidos, está destinado a ser considerado en un futuro cercano, el tercer gran hito de la agricultura innovadora en Argentina y en el mundo, luego de la SD y de la Biotecnología”, puede leerse en el sitio.
Se trata entonces de agrupar las Buenas Prácticas Agrícolas (siembra directa, rotación de cultivos, fertilización balanceada, manejo integrado de plagas y malezas, agricultura de precisión, manejo de residuos), la toma de registros y el análisis de indicadores que permitan medir la evolución de la agricultura sobre el ambiente. Al conocer los impactos y la evolución del sistema, puedo saber donde ajustar para ser más eficiente. Con la mente puesta en la sustentabilidad.
La idea es la certificación del proceso, y no del producto (ej soja o carne) y así obtener un sello que agregue valor y permita una diferenciación. Para lograr quiza, a futuro, una Marca Región o una Marca País, que nos asocie a una Agricultura de Conservación.
Más información en www.ac.org.ar
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