El 30 de agosto, ASAGIR llevó a cabo un nuevo encuentro
de capacitación en la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca. Los asistentes
discutieron las posibles formas de incrementar la productividad y
analizaron las perspectivas de mercado.
La Bolsa de Cereales de Bahía Blanca fue el escenario de una nueva
jornada de actualización organizada por la Asociación Argentina de
Girasol (ASAGIR). El encuentro, realizado el 30 de agosto, contó con la
participación de más de 110 asistentes, y tuvo como objetivo la
productividad del girasol en la zona.
El sur de la provincia de Buenos Aires tiene poco más de un tercio de
la superficie sembrada con girasol del país, aproximadamente 800 mil
hectáreas. Esta zona tiene un rinde promedio ligeramente más alto que la
media nacional, del orden de las 2,1 toneladas por hectárea. Es decir,
“con una producción de 1.7 millones de toneladas, a 340 dólares por
tonelada –el precio real para los productores, por los derechos de
exportación– el negocio aporta unos 571 millones de dólares.
Se justifica entonces, por dicho volumen, dedicar algún esfuerzo para analizar cómo podemos incrementar la competitividad del cultivo, dado que tenemos mucho por ganar, con un bajo nivel de inversión que supondría realizar los ajustes necesarios”, argumentó Carlos Feoli, coordinador del Convenio INTA - ASAGIR, uno de los oradores de la jornada.
Se justifica entonces, por dicho volumen, dedicar algún esfuerzo para analizar cómo podemos incrementar la competitividad del cultivo, dado que tenemos mucho por ganar, con un bajo nivel de inversión que supondría realizar los ajustes necesarios”, argumentó Carlos Feoli, coordinador del Convenio INTA - ASAGIR, uno de los oradores de la jornada.
Ricardo Negri, presidente de ASAGIR, expresó que el objetivo de las
reuniones es salir al potrero y debatir qué pasa en cada región. Por
esto, fueron analizados temas como el manejo del cultivo, la
fertilización, los mercados y las prioridades para la región sudoeste.
Una de las preocupaciones recurrentes de los asistentes durante la
jornada fue la formación de los precios. Sobre el tema, Negri señaló que
para los productores, “la mejor forma de comercializar el girasol es
reteniéndolo en sus propias manos”. “Si los que demandan tienen 2,5 millones de toneladas en su posesión,
tienen demasiada tranquilidad para comprar”, planteó, para luego
advertir: “La oferta maniatada a la demanda es un riesgo muy grande”.
Por otro lado, señaló que “si uno es dueño de la mercadería y la
entrega en el momento de cosecha, en lugar de conservarla y cuidarla con
medios propios, no puede esperar tener el mismo precio que los que sí
lo hacen”.
Asimismo, el Presidente de ASAGIR hizo referencia al problema de los
residuos de pesticidas en el aceite de girasol, que traba el ingreso de
la producción nacional a los mercados de la Unión Europea. “Es un tema
serio, y del que debemos ocuparnos en forma urgente, porque nos impide
el acceso a un mercado que paga más”.
Problemáticas en la región
Carlos Feoli fue el encargado de moderar un taller orientado a cómo mejorar la productividad del cultivo.
“Existe una brecha entre los rendimientos logrados en el girasol y
los posibles, con variaciones de acuerdo a cada región, pero que en la
media-país es de 1 tonelada”, introdujo Feoli, para luego aclarar: “Esto
no significa que tengamos como objetivo salvar el 100% de esa cifra,
pero tenemos la hipótesis de que al menos el 50% de esa brecha podría
ser corregido”.
Según Feoli, sería posible reducir las brechas a la mitad si se
corrigieran algunas de las condiciones del cultivo. “En este momento nos
encontramos en la segunda etapa de nuestra hipótesis, que consiste en
avanzar sobre las posibles causas de las brechas”, reveló.
En este marco, los distintos grupos priorizaron las problemáticas que
más afectan a la zona, siendo el barbecho y la siembra directa, la
densidad de siembra y las malezas los temas a los que los diferentes
grupos les concedieron más importancia. Todos ellos coincidieron en que
el girasol sigue siendo la mejor opción para ambientes marginales,
aunque algunos asistentes plantearon un posible incremento de la
superficie dedicada al sorgo en detrimento del girasol y la necesidad de
que los precios de pizarra sean más transparentes.
Feoli señaló que “llama la atención que ningún grupo haya señalado la
cosecha como un tema a prestarle más atención, porque varios estudios
demuestran que muchas pérdidas se producen en esta instancia”.
Cuidar los suelos
Martín Zamora, de la Chacra Experimental Integrada (CEI) Barrow
disertó sobre la fertilización en el cultivo de girasol. “Hemos llevado a
cabo análisis de suelos prístinos, para evaluar cómo eran antes de
hacer agricultura y luego los comparamos con lotes que tienen 80 o 100
años de uso”, contó, para luego advertir: “Los resultados fueron
preocupantes”.
El especialista reveló que mientras los suelos prístinos mostraron 41
partes por millón de fósforo, los lotes utilizados para agricultura
sólo tenían 11 partes por millón. ”En el caso del nitrógeno
potencialmente mineralizable –es decir, aquél que estará disponible para
el cultivo– tuvimos valores que ascendían al doble en suelos prístinos
respecto de los utilizados en agricultura”, indicó.
“La situación se está agravando y si no comenzamos a reponer los
nutrientes que le quitamos al suelo, puede ocurrir un serio desbalance”,
enfatizó. El experto señaló que en la región centro-sur de la provincia de
Buenos Aires, el nitrógeno y el fósforo son los dos nutrientes que más
restringen la productividad. Sin embargo, señaló que “Cada vez aparecen
más deficiencias en nuestros suelos, y tenemos que ver las cosas de un
modo integral, porque de otra forma, podemos estar aplicando nitrógeno
cuando en realidad nos están faltando otros nutrientes”.
Por ello, Zamora recomendó realizar análisis de suelo atendiendo a
los posibles déficits no sólo de nitrógeno y fósforo, sino también de
azufre, y micronutrientes como cobre, zinc, boro, hierro y manganeso.
“Otro problema que analizamos –señaló Zamora– es la modificación de
la densidad aparente del suelo. La labranza genera pérdida de porosidad,
especialmente de macroporos, y eso dificulta la infiltración y
almacenamiento de agua. En los suelos prístinos, no encontramos pérdida
de porosidad, la estructura del suelo se mantuvo igual”, sostuvo.
Perspectivas para el aceite
La coyuntura actual en el mercado mundial de aceites fue analizada
por Marcelo Teti, de Cargill, quien brindó un amplio panorama sobre el
tema y planteó las diferentes variables que influirán en los precios a
futuro.
“Hubo tres factores que afectaron al girasol en los últimos diez
años: crecieron los cultivos de palma, el Mar Negro avanzó como
productor –desplazando a la Argentina–, y la soja fue adquiriendo cada
vez más importancia”, manifestó. “Todas estas variables inciden de manera directa en el cultivo.
Por
un lado, la gran producción del Mar Negro influye en los precios hacia
la baja. En segundo lugar, los márgenes relativos del girasol frente a
la soja van en detrimento del primero, porque como las plantas que
muelen el girasol también lo pueden hacer con la soja, y en tanto este
cultivo adquiere una relevancia cada vez mayor, la semilla de girasol se
desvaloriza. En tercer lugar el valor relativo del aceite de girasol
contra el de soja y palma, se ve afectado por la mayor producción de
este último, porque le pone un techo rápidamente a los precios”.
No obstante, para el analista también existen factores alcistas para
el mediano plazo, como el recorte de 4 millones de toneladas en la
cosecha del Mar Negro, y un complejo de aceite de soja y de proteínas
ajustados.
Fuente: ASAGIR
No hay comentarios:
Publicar un comentario