Vigilancia constante, prácticas
preventivas y un buen manejo de la alimentación y del rodeo son
fundamentales para controlarlo. Recomendaciones para evitar mermas en la
producción de carne y leche.

La salida del invierno y entrada en la primavera trae un rebrote
rápido de las pasturas con contenido de fibra muy bajo, condición que
predispone el empaste. Esta situación, genera trastornos digestivos en
los bovinos y representan pérdidas económicas tanto por una disminución
en la producción –de leche y carne– como por la muerte del animal. Para
evitar mermas, Luciano Ginart, especialista del INTA Cesáreo Naredo
–Buenos Aires–, brindó recomendaciones técnicas para disminuir los
efectos del empaste mediante la prevención y el buen manejo de los
rodeos.
“El beneficio de elaborar un plan de acción basado en manejo es que
tiene muy bajo costo y alto impacto, sobre todo, cuando el productor y
su equipo de trabajo planifican con anticipación la manera de prevenirlo
con la estrategia más adaptable a su sistema”, expresó Ginart.
Este momento del año requiere una atención especial en la dieta del
ganado. El empaste es una alteración digestiva caracterizada por la
distensión del rumen como consecuencia de la acumulación de gas
proveniente de la fermentación del alimento. Esto se produce por el
efecto que la alimentación a base de leguminosas con alto contenido de
proteínas e hidratos de carbono como son la alfalfa, el trébol blanco y
rojo, provoca al formar espuma en el rumen que es difícil de eliminar
por eructación.
De acuerdo con Ginart, “esto produce un aumento progresivo de la
presión intraruminal que provoca, en los casos más leves, una
disminución del consumo de materia seca y, en los casos graves, puede
provocar la muerte del animal por asfixia”.
Según un relevamiento de los técnicos de esa unidad del INTA, “en la
Argentina no hay estudios cuantitativos de las pérdidas económicas que
esta enfermedad genera pero se estima que puede ser elevado en función
de las cuatro millones de hectáreas sembradas con esas pasturas”. En
cambio, “en países como Estados Unidos y Nueva Zelanda se registraron
pérdidas directas por 310 y 25 millones de dólares y una caída de un 40
por ciento en la producción de carnes y un 20 por ciento en leche”,
señaló Ginart.
Una enfermedad multifactorial
Entre los múltiples factores que producen empaste, existe una
disposición genética de algunos animales a padecer este tipo de
problemas digestivos identificables por la diferente producción de
saliva, la motilidad y el pH ruminal. Asimismo, Ginart indicó que “las
razas británicas son más susceptibles que las índicas a contraer esta
enfermedad como así también los animales jóvenes y los que están en
engorde son más propensos que las vacas de cría que están en periodo de
lactancia”, razón por la cual recomendó apartar esos animales y
manejarlos en otros rodeos en caso de que se trate de pocos ejemplares.
A su vez, el manejo de la alimentación es otro factor a tener en
cuenta ya que los problemas se registran durante y luego del momento del
pastoreo, para lo cual indicó que es fundamental que los animales no
ingresen en ayuno a una pastura para evitar que llenen el rumen de
forma rápida y en gran cantidad con la leguminosa problemática.
Notas para convivir con el empaste
A la hora de ingresar los animales al pastoreo se debe tener en
cuenta que la alfalfa no produce empaste en todos sus estadios, por lo
que Ginart indicó “hay que evitar sacar el rodeo a las pasturas
peligrosas en momentos donde la materia contenga rocío y mucha cantidad
de agua porque es un factor generador de espuma dentro del rumen”.
A su vez, hay insumos y tecnologías que permiten aminorar el impacto
en la producción y que el técnico identificó como elementos para el pre
marchitado del forraje ya sea por corte, donde se deja orear la alfalfa
para alcanzar un contenido de agua inferior al 50 por ciento, o bien,
mediante el uso de herbicidas que generan menos complicaciones
operativas y es de alta efectividad si se realiza adecuadamente.
Por otra parte, también recomendó el suministro de productos
antiempaste como son tensoactivos sintéticos, antiespumante y
antibióticos ionoforos en el agua de bebida o raciones de los animales
que, a pesar de que impliquen un costo para el productor, “deben ser
considerados una inversión si se utilizan estratégicamente durante los
periodos de mayor riesgo”, dijo Ginart.
Asimismo, en caso de presentarse el máximo grado de empaste, donde el
animal no pueda respirar normalmente, el técnico indicó que “recién
allí se debe tomar la decisión de punzar o chucear al animal con un
cuchillo de forma trasversal en el centro de la fosa del vacío izquierdo
para poder sacar el aire. En caso de ser necesario, se debe abrir el
orificio y sacar manualmente la espuma interna para descomprimir el
rumen y que el animal pueda retomar su respiración normal”.
Es importante que en cada estrategia preventiva se trabaje con las
posibilidades operativas y económicas de cada establecimiento y se tenga
en cuenta que “si bien es cierto que hay periodos particularmente
peligrosos, no se debe ignorar que muchos de los factores predisponentes
varían y se pueden presentan en cualquier momento durante del ciclo de
pastoreo”, concluyó Ginart.
Fuente: INTA Informa
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