La liberalización de la importación de carnes de cerdo del
Brasil corregirá, si se concreta, una de las medidas más nefastas e
incompresibles del secretario de comercio Guillermo Moreno, para una
política de carne vacuna que necesita el país. Al no haber
coyunturalmente capacidad de abastecer con producción propia carne de
cerdo al mercado interno, aumentó el consumo de carne vacuna,
frenando el incipiente crecimiento del stock vacuno por menor
retención de vientres y menos pesos de la media red. Simultáneamente
aumento del precio de carne vacuna en mostrador sin haber subido
proporcionalmente los precios en Liniers, agravando los altos índices
de la canasta familiar.
Parece que no le alcanzó al gobierno los resultados de la
intervención en el mercado de la carne con 12 millones de cabezas
menos, muchos productores afuera del sistema, más de 15 mil puestos de
trabajos perdidos en la cadena pecuaria y el precio de la carne por
las nubes, para darse cuenta que no hay que repetir más estas políticas.
La dirigencia general tiene que asumir definitivamente que una
política de estado para la producción de carnes –vacuna-cerdo-pollos y
otras- se tiene que concretar con medidas de largo plazo respaldadas
por ley, que estén diseñadas dentro de un plan de desarrollo integral
del país y con una estrategia de inversiones orientadas a un nuevo
sistema de producción y de industrialización que nos permita ser más
competitivos para poder atender simultáneamente el consumo interno y
el mercado externo con las mismas reglas de juego para los dos
mercados.
Las inversiones que mencionaba más arriba deberían estar
focalizadas a las necesidades de la cadena pecuaria, para permitir la
integración de todas las redes de servicios, en clúster regional para
agregarle valor a los granos en forma más eficiente y competitiva para
una mayor producción de proteína animal con cualquier carne. Al convertir la materia prima agrícola en proteína animal y en
subproductos industriales como los biocombustibles, se mejora el
trabajo regional, se genera una acción geopolítica y es una de las
formas de atomizar el costo de los fletes al transportar menos peso y
mayor valor del producto final, ayudando a corregir una de las
limitaciones que tienen muchas zonas del país para producir por las
distancias a los mercados de consumo.
El país para poder volver a ser un importante exportador de carne
vacuna tiene que ser un importante productor y exportador también de
las otras carnes. La carne porcina no va a crecer cerrando las
importaciones sino con políticas similares como lo hizo la producción
avícola. Estas acciones se podrán concretar en un trabajo conjunto,
complementándose y no compitiendo, entre las diferentes producciones
de carnes. Lo que necesitamos es tener los mercados demandantes
abiertos en forma permanente para colocar las carnes de mayor valor en
el exterior y las otras carnes serán la proteína animal para el
consumo interno. El objetivo no es volver a consumir 70 Kg de carne por
habitante. Lo que hay que hacer es aumentar la producción de carne
vacuna y exportar el 50% de la misma, si queremos volver a ser
previsibles e importantes exportadores de carne vacuna. La promoción
interna debe estar enfocada a consumir más carnes alternativas – como
la carne de cerdo- para poder ser un previsible exportador de carnes
vacuna.
El acuerdo parcial entre Brasil y la Argentina por las trabas al
comercio es un paso muy importante para las relaciones bilaterales que
estaban al rojo vivo. Más allá de discutir quien fue el que tomo la primera decisión, se
estarían dando cuenta los gobiernos que la sensatez y el dialogo
deben reemplazar a las represalias para solucionar los diferendos con
más razón cuando hablamos de alimentos. Lo importantes es que la
Argentina libero la importación de carne fresca de cerdo – no productos
elaborados – de Brasil. Según el acuerdo con este país empezó a liberar
nuestras exportaciones de uvas y pasas de uvas y se comprometieron a
seguir las negociaciones por las papas prefritas congeladas, 300
toneladas de queso mozzarella, medicamentos, cítricos, langostinos y
derivados de uvas, peras, manzanas entre otros productos.
El problema no es Brasil somos nosotros con pretender aplicar
medidas de sustitución de importaciones obsoletas en el actual comercio
globalizado y desconociendo los acuerdos fundadores del Mercosur.
El gobierno nacional en vez de promover la mayor oferta de
dólares por medio de mayores producciones y exportaciones del sector
agroindustrial ha tomado la decisión de restringir la venta de dólares
con los mismos métodos que provoco la intervención en el mercado de la
carne, que liquidó 12 millones de cabeza. La pregunta que nos debemos
hacer ¿Por qué va a conseguir un resultado diferente si aplica la misma
receta ante la falta de dólares? Con más razón en una sociedad
argentina que culturalmente está sabiendo que cada siete años los
gobiernos han expropiado los activos de los ciudadanos con cualquier
método, motivo por el cual quiere tener dolarizados los ahorros a pesar
de las recomendaciones y la amenaza de los funcionarios, que en
defensa de sus patrimonios personales hacen todo lo contrario de lo que
le recomiendan.
El sector agropecuario necesita otras políticas para seguir siendo
el motor principal de crecimiento y del desarrollo futuro. Hoy el
sector vende sus producciones con un dólar de 3 pesos y compra sus
insumos a 6 pesos pagando servicios dolarizados y soportando una presión
impositiva total que superar el 75% de sus ingresos netos. Por lo tanto
no debe extrañar la reacción del sector agropecuario por las presiones
impositivas de las provincias que está a un paso de generalizarse en un
reclamo nacional junto a todos los otros sectores de la economía y la
ciudadanía.
La conclusión que deja la actual situación económica después de
tanta intervenciones discrecionales que la mejor solución para
empezar a ordenar la situación, es liberar toda la capacidad dormida
que tiene el complejo agroindustrial y todo el interior para poder
equilibrar las cuenta públicas con dólares genuinos de las mayores
producciones y exportaciones con valor agregado, siempre que
conjuntamente se vayan sincerando todas las variables macro de la
economía y se restablezcan normas institucionales iguales para todos
los sectores para poder producir, industrializar y exportar
libremente a todos los mercados de mundo.
Fuente: Años de Campo. Arturo Navarro
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