viernes, 1 de junio de 2012

Liberan la importación de cerdo de Brasil

La  liberalización de la importación de carnes de cerdo del Brasil corregirá, si se concreta, una de las medidas más nefastas e incompresibles del secretario de comercio Guillermo Moreno, para una política de carne vacuna que necesita el país. Al no haber coyunturalmente capacidad de abastecer con producción propia carne de cerdo al mercado interno, aumentó el consumo de carne vacuna, frenando el incipiente crecimiento del  stock vacuno por menor retención de vientres y menos pesos de la media red. Simultáneamente aumento del precio de carne vacuna en mostrador sin haber subido proporcionalmente los precios en Liniers, agravando  los altos índices de la canasta familiar.
 
Parece que no le alcanzó al gobierno  los resultados de la intervención en el mercado de la carne con 12 millones de cabezas  menos, muchos productores afuera del sistema, más de 15  mil puestos de trabajos perdidos en la cadena pecuaria  y el precio de la carne por las nubes, para darse cuenta que no hay que repetir más estas políticas.
 
La dirigencia general  tiene que asumir definitivamente  que una política de estado para la producción  de carnes –vacuna-cerdo-pollos y otras-  se tiene que concretar con  medidas de largo plazo respaldadas por ley, que estén diseñadas  dentro de  un plan de  desarrollo integral del país y con una estrategia de inversiones  orientadas  a un  nuevo  sistema de producción y de industrialización que nos permita ser más competitivos para poder atender simultáneamente el consumo interno y el mercado externo con las mismas   reglas de juego  para los dos mercados.
 
Las inversiones que mencionaba más arriba deberían estar focalizadas a las necesidades de  la cadena pecuaria, para permitir la integración de todas las redes de servicios, en clúster regional para agregarle valor a los granos en forma más eficiente y competitiva para una  mayor producción de proteína animal con cualquier carne. Al convertir la materia prima agrícola en proteína  animal y en subproductos industriales como los biocombustibles,  se  mejora el trabajo regional, se genera una acción geopolítica y es una de las formas de  atomizar el costo  de los fletes  al transportar menos peso y mayor valor del producto final, ayudando a  corregir una de las limitaciones   que tienen muchas zonas del país para producir  por las distancias a los mercados de consumo.
 
El país para poder volver a ser un importante exportador de carne vacuna tiene que ser un importante productor y exportador también  de las otras carnes. La carne porcina no va a crecer cerrando las importaciones sino con políticas similares como lo hizo la producción  avícola. Estas acciones  se podrán concretar  en  un  trabajo conjunto, complementándose y no compitiendo,  entre  las  diferentes producciones de carnes. Lo que necesitamos  es tener  los mercados demandantes abiertos en forma permanente para colocar las carnes de mayor valor en el exterior y las otras carnes  serán  la proteína animal para el consumo  interno. El objetivo no es volver a consumir 70 Kg de carne por habitante. Lo que hay que hacer es aumentar la producción  de carne vacuna y exportar el 50% de la misma, si queremos volver a ser  previsibles e importantes exportadores de carne vacuna. La promoción interna debe estar enfocada  a consumir más  carnes alternativas – como la carne de cerdo-  para poder ser  un previsible exportador de carnes vacuna.
 
El acuerdo parcial entre  Brasil y la Argentina  por las trabas al comercio es un paso muy importante para las relaciones bilaterales que estaban al rojo vivo. Más allá de discutir quien fue el que tomo la primera decisión, se estarían dando cuenta los gobiernos  que la sensatez y el dialogo  deben reemplazar a las represalias para solucionar los diferendos con más razón cuando hablamos de alimentos.  Lo importantes es que la Argentina libero la importación de carne fresca de cerdo – no productos  elaborados – de Brasil. Según el acuerdo con este país empezó a liberar nuestras exportaciones de uvas y pasas de uvas y se comprometieron a seguir las negociaciones por las papas prefritas congeladas, 300 toneladas de queso mozzarella, medicamentos, cítricos, langostinos y derivados de uvas, peras, manzanas  entre otros productos.
 
El problema no es Brasil somos nosotros con pretender aplicar medidas de sustitución de importaciones obsoletas en el actual comercio globalizado y desconociendo los acuerdos fundadores del Mercosur.
 
El  gobierno nacional en vez de promover la mayor oferta de dólares por medio de mayores producciones y exportaciones del  sector agroindustrial ha tomado la decisión de restringir la venta de dólares con los mismos métodos que provoco la intervención en el mercado de la carne,  que liquidó 12 millones de cabeza. La pregunta que nos debemos hacer ¿Por qué va a conseguir un resultado diferente si aplica la misma receta ante la falta de dólares? Con más razón en una  sociedad argentina que culturalmente está sabiendo  que cada siete años los gobiernos han expropiado los activos de los ciudadanos con cualquier método,  motivo por el cual quiere tener dolarizados los ahorros a pesar de las recomendaciones y la amenaza de los funcionarios, que en  defensa de sus patrimonios personales  hacen todo lo contrario de lo que le recomiendan.
 
El sector agropecuario necesita otras políticas para seguir siendo el motor principal de crecimiento y del desarrollo futuro. Hoy el sector  vende sus producciones con un dólar de 3 pesos y compra sus insumos a 6 pesos pagando servicios dolarizados y soportando una presión impositiva total que superar el 75% de sus ingresos netos. Por lo tanto no debe extrañar la reacción del sector agropecuario por las presiones impositivas de las provincias que está a un paso de generalizarse en un reclamo nacional junto a  todos los otros sectores de la economía y la ciudadanía.
 
La conclusión que  deja la actual situación económica después de tanta intervenciones discrecionales que la  mejor solución  para empezar a ordenar la situación, es liberar  toda la capacidad dormida que tiene el complejo agroindustrial y todo el  interior  para poder equilibrar las cuenta públicas con dólares genuinos de las mayores producciones y exportaciones con valor agregado, siempre que conjuntamente se vayan sincerando   todas las variables macro de la economía y se restablezcan  normas institucionales iguales para todos los sectores  para poder producir, industrializar y  exportar libremente  a todos los mercados de mundo.

Fuente: Años de Campo. Arturo Navarro 

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