La apertura de la primera jornada del Simposio que se
desarrolla en el Centro de Convenciones Metropolitano de la ciudad de Rosario, estuvo
a cargo del Dr. Fernando Garcia del IPNI Cono Sur, quien –además de realizar la
introducción a los temas que se desarrollarán en los dos días de la jornada-
homenajeó al Ing. Hugo Fontanetto, quien desarrolló una larga trayectoria en
investigación y extensión en nutrición de cultivos y fertilidad. “Hugo tuvo una gran pasión por la familia,
los suelos y la agronomía”, sostuvo García.
Más tarde, y dando inicio al primer bloque, llegó turno
de la Ing. Agr. María
Fernanda González
Sanjuan, Gerente Ejecutiva de Fertilizar Asociación Civil, quien en su
exposición “Los fertilizantes en Argentina: Hacia el 2020” , se refirió a la
evolución del mercado de fertilizantes y que si bien se ha incrementado, marca
aún una importante deuda con el suelo. Además, hizo hincapié en la escasa
fertilización de los cultivos de soja y aportó datos importantes para entender
la situación actual: “En 2011, el
promedio nacional marca que sólo el 60 % de la soja recibió algún tipo de
fertilización. El 40 % restante de ese cultivo, no recibió nada. El desafío es
entender qué está pasando con ese 40 % restante y por qué”.
Para finalizar, González Sanjuan planteó interrogantes
referidos a la sustentabilidad del cultivo de soja y su productividad y la
reposición de nutrientes. “Hay una
diferencia importante entre lo que se extrae y lo que se repone. El suelo está
subsidiando la
producción. Postergar la fertilización o hacerlo en bajas
dosis, genera impactos y costos a futuro”, concluyó.
Sustentabilidad de los sistemas agropecuarios
Respecto de este tema en particular, Jorge Adámoli, de la
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, analizó los desafíos que
presenta la necesidad de lograr aumentos en la producción agropecuaria,
resguardando la situación ambiental y social en las áreas productivas y su
entorno. En ese marco, hizo referencia al crecimiento de la demanda global de
alimentos, comentando que en las últimas décadas se sumaron 1.800 millones de
personas a las clases medias urbanas de todo el mundo. De cara a 2050, Adámoli
sostuvo que el aumento de producción, manteniendo los actuales rendimientos,
implicaría una expansión del 50% de las áreas cultivadas, situación que se
plantea como improbable. “El único camino
viable es avanzar hacia una mayor productividad, en un marco de sustentabilidad
y utilizando todas las herramientas tecnológicas disponibles”, graficó.
El especialista explicó que seguramente las políticas de
estímulo deberían centrarse en la productividad y la real incorporación de
Buenas Prácticas Agrícolas. “Se debe
fomentar, también, la rotación de cultivos y reducir la dependencia de una soja
que llevó a la menor superficie sembrada con trigo en 100 años, por ejemplo”,
culminó Adámoli.
Luckey mostró a los asistentes una
herramienta de fácil evaluación que permite definir oportunidades de mejoras. “A través de
Fieldprint Calculator se pueden evaluar decisiones y comparar desempeños en
temas como el uso del agua y la energía, los niveles de emisiones y de carbono
en suelo, entre otros”, concluyó.
Por su parte, el Ing. Ricardo Melgar de la EEA INTA Pergamino
se refirió a la legislación de seguridad industrial en lo que hace al manejo de
fertilizantes. En ese sentido, Melgar explicó que la gestión integral de estos
productos excede a los fabricantes y comprende a todos los actores hasta los
usuarios finales: los productores, incluyendo la disposición final de envases y
residuos. “Sin embargo, las
responsabilidades son mayores en el caso de los integrantes de la cadena de
valor de la Industria, fabricantes, importadores y distribuidores”, agregó.
Asegurando que el mayor interés en proteger el medio ambiente ha llevado a una
nueva era de controles y responsabilidades, explicó que “muchos distribuidores tendrán que realizar importantes inversiones para
ajustarse a los cambios”. Y concluyó: “La
industria debe ser la primera interesada en cumplir con las cada vez más
exigentes normativas vigentes”.
Por último, el Ing. Agr. Gustavo Oliverio –de la Fundación Producir
Conservando- evaluó el avance de la agricultura argentina en
las últimas décadas del siglo pasado, destacando la incorporación de la siembra
directa, la aplicación de fertilizantes y nueva y más completa de tecnología de
cultivos, como las principales herramientas que permitieron llegar a 70
millones de toneladas en 26-27 millones hectáreas sembradas hacia inicios del
año 2000.
“Diez años después,
nos encontramos con niveles de producción en valores cercanos a los 100
millones de toneladas con un área sembrada de 30-32 millones de hectáreas y
donde las oleaginosas son entre el 65% y 70% de las mismas”, explicó el
disertante. Frente a esto, Oliverio enumeró una serie de temas sobre los cuales
se debería avanzar: problemas recurrentes de erosión en distintas zonas
productivas; balances de carbono fuertemente negativos en casi todos los
sistemas; desde la nutrición de los cultivos sólo se repone alrededor de la
mitad de nitrógeno, fósforo y azufre y menos del 2 % del potasio extraído por
los cultivos.
Por último, el especialista destacó la falta de
inversiones en la infraestructura necesaria para avanzar en una situación
sustentable no sólo en la actualidad sino también de cara al futuro y destacó
que de cara a 2020 en el país se deberían emplear 9.2 millones de toneladas de
fertilizantes para avanzar en producciones sustentables (esta cifra es tres
veces superior a la actual). “La rotación
y reposición de nutrientes son temas centrales”, culminó Oliverio.
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