Martín Marzetti, gerente del programa de REM, remarcó que el
primer gran caso de resistencia se detectó en Tartagal y después no tuvo marcha
atrás. La situación de la maleza quedó expuesta tras la confección de un mapa
en base a una reciente encuesta nacional.
“Llega hasta el sur de Buenos Aires, y todas las provincias
del centro del país, La Pampa, San Luis, ni hablar de Chaco, Santiago del
Estero y Tucumán. Es una maleza de escala nacional porque las medidas que hay
que tomar no son sencillas y no se hacen con el esfuerzo que conlleva y se
sigue expandiendo”, explicó Marzetti.
Si bien en el mapa, el sorgo de Alepo parece tener mayor
peso en la región central, el titular de la REM aclaró que puede haber participado en la encuesta más gente de esa
zona. “No significa que la situación sea más grave ahí que en el norte.
Indefectiblemente, el NOA es la zona más complicada”, señaló.
Limpieza y rotación
Después de la cosecha, los productores deben poner en foco
en las maquinarias. Es que resultan un vehículo de la maleza resistente al
glifosato.
Marzetti añadió que algunos trabajos preliminares de la
Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres de Tucumán mostraban cómo
el sorgo de Alepo bajaba por la ruta nacional 34 y luego se mostró que hubo
surgimiento propio en otras zonas por nuevas malezas que se generaron. O sea
que también hubo formación intrínseca en otros puntos del país, pero lo más
importante fue el transporte que hizo el hombre con la maquinaria y
herramientas y es muy difícil de limpiar.
Por eso, hizo hincapié en que salió un trabajo del INTA
Córdoba que expone “un método superador de limpieza de la máquina con el uso de
fardos de paja como para limpiar la maquina más rápido”. Como recomendación, el especialista acentuó que “la rotación
de activos es fundamental y esto va muy ligada a la rotación de cultivos. Es
que con cultivos diferentes van herbicidas distintos y uno abre el abanico de
posibilidades. El monitoreo es fundamental para manejar la maleza”.
En los últimos años, hubo un crecimiento exponencial de
otras malezas resistentes. La situación es notoria para todos. “Ya hace unos años
decíamos que dentro de las resistencias había dos causas: una era que se
estudiaba poco y la otra es que a medida que iba pasando el tiempo, se iba a
incrementar indefectiblemente las nuevas malezas resistentes. Eso pasó, fueron
estas dos cosas”.
El avance del sorgo de Alepo desencadenó algunas
investigaciones y puso a la maleza resistente en el tapete. Marzetti destacó que hay más interés en nuevos
conocimientos: "Esto hizo que se destapara la olla". Y advirtió que mientras se
sigan haciendo las mismas prácticas, el problema seguirá creciendo: “La
aplicación de glifosato no la disminuye en absoluto y en lugares donde no está
aún el problema, el cambio en la cultura del productor es muy lento”.
Sin embargo, glifosato tiene una penetración muy fuerte en
los campos del país. “Es un herbicida único, histórico, que cumple con casi
todos los beneficios. Se dice incluso que por décadas no se repetirá algo parecido,
por suerte. Justamente porque es muy eficiente, muy eficaz, en las aplicaciones.
Es poco tóxico y es barato. Eso hace que su uso sea masivo y es difícil
reemplazarlo por precio y porque cubre un espectro de malezas que otros
herbicidas no hacen. Nosotros sabemos que no se dejará de usar para nada, pero
la propuesta es usarlo pero junto a otros herbicidas de otro grupo como para
bajar la resistencia”, remarcó Marzetti.
Otras malezas en la mira
Desde Estados Unidos se mudó una nueva maleza denominada
Amaranthus Palmeris y se instaló en sureste de Córdoba. Según las descripciones
de Martín Marzetti, jefe de la REM, tiene la facilidad de transporte, y esa
para será la próxima gran maleza a nivel nacional.
“Vamos a poner foco en eso para que se haga conciencia sobre
todo con el transporte”, remarcó el especialista. La siempre viva también
acapara la preocupación entre los productores. “Está también muy difundida en
el sur de Córdoba y lo mismo que hablábamos del sorgo de Alepo, son perennes,
entonces es más difícil de erradicar. Lo mismo pasa con otras malezas de este
estilo. Hay herbicidas pero son de costos altos y requieren aplicaciones
repetidas, entonces no se da”, señaló el especialista a este medio.
En el norte
El pasto cubano en el NOA, si bien no se le conoce
resistencias a herbicidas, se observa en las rutas y cómo se expande en los
lotes con otros cultivos. Marzetti lo definió como un problema en el norte. En
el resto del país no se lo conoce. Y dijo que sería prudente que se estudie en
la zona.
El otoño, el momento
Estas semanas de otoño resultan ideales para tomar el “toro
por las astas”. Es el momento de tomar recaudos. “El foco más importante no son las malezas resistentes sino
que serían las tolerantes, las que cuando crecen en tamaño se complica su control. Dentro de todo ese grupo, se ve que la mayor parte son
especies que crecen durante el invierno. Y cuando no se hace nada, y se deja el
lote hasta la primavera avanzada, el control ya es muy difícil y caro”, señaló
Marzetti.
En síntesis, el momento óptimo para iniciar el control es el
otoño. Así, en invierno el lote estará limpio y en la primavera se controla las malezas de la estación que son chicas y se pueden
controlar fácilmente. “Es posible poner foco en el otoño, sobre todo en lugares donde el invierno es largo y seco como en el NOA”, aconsejó.
Al ser consultado sobre si es recomendable concretar un
barbecho químico en temporada otoñal, el titular del REM respondió:
“Exactamente. Antes de la siembra, en primavera, deberá hacerse otro, pero con
menores dosis de herbicidas y a su vez los controles son mucho mejores por el tamaño de la maleza. Y se evita el
uso de agua por parte de las malezas que durante el invierno consumen nutrientes y humedad.
Lo difícil de los barbechos de otoño son, quizás, los años
secos como éste, pero en años un poco más normales uno de los beneficios es que
tenemos un poco más de humedad que en el invierno”.
Fuente: Belisario Savaria Olmos y Pablo Juárez. El Tribuno /Campo
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