lunes, 20 de mayo de 2013

Limpieza y rotación contra la resistencia

La dispersión geográfica del sorgo de Alepo resistente a glifosato (SARG) es realmente importante en nuestro país, llegando al menos a diez provincias. En 2005 se limitaba a Salta, donde se encontró el primer foco. Año a año fue trasladándose por fuentes naturales y antrópicas y aparecieron  también nuevos focos en otras  provincias”, remarca un informe de la Red de Conocimiento en Malezas resistentes (REM) de Aapresid.

Martín Marzetti, gerente del programa de REM, remarcó que el primer gran caso de resistencia se detectó en Tartagal y después no tuvo marcha atrás. La situación de la maleza quedó expuesta tras la confección de un mapa en base a una reciente encuesta nacional.

“Llega hasta el sur de Buenos Aires, y todas las provincias del centro del país, La Pampa, San Luis, ni hablar de Chaco, Santiago del Estero y Tucumán. Es una maleza de escala nacional porque las medidas que hay que tomar no son sencillas y no se hacen con el esfuerzo que conlleva y se sigue expandiendo”, explicó Marzetti.

Si bien en el mapa, el sorgo de Alepo parece tener mayor peso en la región central, el titular de la REM aclaró que puede haber participado en la encuesta más gente de esa zona. “No significa que la situación sea más grave ahí que en el norte. Indefectiblemente, el NOA es la zona más complicada”, señaló.

Limpieza y rotación
Después de la cosecha, los productores deben poner en foco en las maquinarias. Es que resultan un vehículo de la maleza resistente al glifosato.

Marzetti añadió que algunos trabajos preliminares de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres de Tucumán mostraban cómo el sorgo de Alepo bajaba por la ruta nacional 34 y luego se mostró que hubo surgimiento propio en otras zonas por nuevas malezas que se generaron. O sea que también hubo formación intrínseca en otros puntos del país, pero lo más importante fue el transporte que hizo el hombre con la maquinaria y herramientas y es muy difícil de limpiar.

Por eso, hizo hincapié en que salió un trabajo del INTA Córdoba que expone “un método superador de limpieza de la máquina con el uso de fardos de paja como para limpiar la maquina más rápido”. Como recomendación, el especialista acentuó que “la rotación de activos es fundamental y esto va muy ligada a la rotación de cultivos. Es que con cultivos diferentes van herbicidas distintos y uno abre el abanico de posibilidades. El monitoreo es fundamental para manejar la maleza”.

En los últimos años, hubo un crecimiento exponencial de otras malezas resistentes. La situación es notoria para todos. “Ya hace unos años decíamos que dentro de las resistencias había dos causas: una era que se estudiaba poco y la otra es que a medida que iba pasando el tiempo, se iba a incrementar indefectiblemente las nuevas malezas resistentes. Eso pasó, fueron estas dos cosas”.

El avance del sorgo de Alepo desencadenó algunas investigaciones y puso a la maleza resistente en el tapete. Marzetti destacó que hay más interés en nuevos conocimientos: "Esto hizo que se destapara la olla". Y advirtió que mientras se sigan haciendo las mismas prácticas, el problema seguirá creciendo: “La aplicación de glifosato no la disminuye en absoluto y en lugares donde no está aún el problema, el cambio en la cultura del productor es muy lento”.

Sin embargo, glifosato tiene una penetración muy fuerte en los campos del país. “Es un herbicida único, histórico, que cumple con casi todos los beneficios. Se dice incluso que por décadas no se repetirá algo parecido, por suerte. Justamente porque es muy eficiente, muy eficaz, en las aplicaciones. Es poco tóxico y es barato. Eso hace que su uso sea masivo y es difícil reemplazarlo por precio y porque cubre un espectro de malezas que otros herbicidas no hacen. Nosotros sabemos que no se dejará de usar para nada, pero la propuesta es usarlo pero junto a otros herbicidas de otro grupo como para bajar la resistencia”, remarcó Marzetti.

Otras malezas en la mira
Desde Estados Unidos se mudó una nueva maleza denominada Amaranthus Palmeris y se instaló en sureste de Córdoba. Según las descripciones de Martín Marzetti, jefe de la REM, tiene la facilidad de transporte, y esa para será la próxima gran maleza a nivel nacional.

“Vamos a poner foco en eso para que se haga conciencia sobre todo con el transporte”, remarcó el especialista. La siempre viva también acapara la preocupación entre los productores. “Está también muy difundida en el sur de Córdoba y lo mismo que hablábamos del sorgo de Alepo, son perennes, entonces es más difícil de erradicar. Lo mismo pasa con otras malezas de este estilo. Hay herbicidas pero son de costos altos y requieren aplicaciones repetidas, entonces no se da”, señaló el especialista a este medio.

En el norte
El pasto cubano en el NOA, si bien no se le conoce resistencias a herbicidas, se observa en las rutas y cómo se expande en los lotes con otros cultivos. Marzetti lo definió como un problema en el norte. En el resto del país no se lo conoce. Y dijo que sería prudente que se estudie en la zona.

El otoño, el momento
Estas semanas de otoño resultan ideales para tomar el “toro por las astas”. Es el momento de tomar recaudos. “El foco más importante no son las malezas resistentes sino que serían las tolerantes, las que cuando crecen en tamaño se complica su control. Dentro de todo ese grupo, se ve que la mayor parte son especies que crecen durante el invierno. Y cuando no se hace nada, y se deja el lote hasta la primavera avanzada, el control ya es muy difícil y caro”, señaló Marzetti.

En síntesis, el momento óptimo para iniciar el control es el otoño. Así, en invierno el lote estará limpio y en la primavera se controla las malezas de la estación que son chicas y se pueden controlar fácilmente. “Es posible poner foco en el otoño, sobre todo en lugares donde el invierno es largo y seco como en el NOA”, aconsejó.

Al ser consultado sobre si es recomendable concretar un barbecho químico en temporada otoñal, el titular del REM respondió: “Exactamente. Antes de la siembra, en primavera, deberá hacerse otro, pero con menores dosis de herbicidas y a su vez los controles son mucho mejores por el tamaño de la maleza. Y se evita el uso de agua por parte de las malezas que durante el invierno consumen nutrientes y humedad.

Lo difícil de los barbechos de otoño son, quizás, los años secos como éste, pero en años un poco más normales uno de los beneficios es que tenemos un poco más de humedad que en el invierno”.

Fuente: Belisario Savaria Olmos y Pablo Juárez.  El Tribuno /Campo

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