¿Cómo percibimos el manejo por ambiente? lanzó el Ing. Quiroga del INTA Anguil. “Lo que estamos haciendo es adecuar las prácticas agronómicas al cultivo y a los suelos, teniendo en cuenta las variaciones temporales y espaciales. Caracterizamos el ambiente y armamos la estrategia hoy, pero hay que revisarla a través del tiempo para ver si sigue vigente o va quedando fuera de contexto y hay que tomar medidas distintas. El manejo sitio específico reconoce la variación espacial y la temporal, que en algunos ambientes puede ser más importante”.
Se hizo hincapié en el concepto de jerarquizar los factores que inciden sobre la productividad de los cultivos. “Frente a la variabilidad, intralote o entre lotes, se pueden reconocer 4 o 5 factores limitantes que inciden en nuestro ambiente, se debe establecer un orden jerárquico de los mismos y ver si la jerarquización que estoy analizando cambia en función del cultivo considerado”. Si no jerarquizo, puedo estar teniendo acciones (y gastando plata) si impacto sobre el rinde y de eso se trata la agricultura de precisión. “El éxito de esta práctica depende más de entender los procesos que marcan esa diferencia sitio específico que de la disponibilidad de tecnología”.
Sensores remotos: herramienta práctica y sencilla basada en la interpretación visual de imágenes satelitales. “Si bien la mayoría de los productores no están especializados en el tema y encuentran dificultades para su uso, se puede ver una imagen e interpretarla sin mucho conocimiento y con un poco de entrenamiento y animarse tomar decisiones en sus campo”, explicó Damiano, del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar. ¿Cómo obtener las imágenes? El Proyecto GeoINTA (www.geointa.inta.gov.ar) es un sistema de información que permite consultar imágenes y mapas. Para solicitarlas es necesario primero saber la posición del campo (longitud y latitud). “Es importante solicitar que las imágenes estén en la combinación de bandas 3, 4 y 5, ya que brindan los mejores análisis de los recursos vegetales”.
Mapas de suelo: permiten determinar el tipo de suelo, donde están y cuánto hay de cada tipo. “Los mapas brindan información básica para la planificación. Deben utilizarse para delimitar zonas vulnerables, monitorear las buenas prácticas, maximizar la producción de biomasa y deducir estrategias de manejo del suelo prestando atención a su potencialidad y limitantes, para planificar su uso sustentable”, señaló Sobral del Instituto de Suelos del INTA.
Fuente: Elaboración en base a disertaciones del Congreso AAPRESID 2009.
Se hizo hincapié en el concepto de jerarquizar los factores que inciden sobre la productividad de los cultivos. “Frente a la variabilidad, intralote o entre lotes, se pueden reconocer 4 o 5 factores limitantes que inciden en nuestro ambiente, se debe establecer un orden jerárquico de los mismos y ver si la jerarquización que estoy analizando cambia en función del cultivo considerado”. Si no jerarquizo, puedo estar teniendo acciones (y gastando plata) si impacto sobre el rinde y de eso se trata la agricultura de precisión. “El éxito de esta práctica depende más de entender los procesos que marcan esa diferencia sitio específico que de la disponibilidad de tecnología”.
Sensores remotos: herramienta práctica y sencilla basada en la interpretación visual de imágenes satelitales. “Si bien la mayoría de los productores no están especializados en el tema y encuentran dificultades para su uso, se puede ver una imagen e interpretarla sin mucho conocimiento y con un poco de entrenamiento y animarse tomar decisiones en sus campo”, explicó Damiano, del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar. ¿Cómo obtener las imágenes? El Proyecto GeoINTA (www.geointa.inta.gov.ar) es un sistema de información que permite consultar imágenes y mapas. Para solicitarlas es necesario primero saber la posición del campo (longitud y latitud). “Es importante solicitar que las imágenes estén en la combinación de bandas 3, 4 y 5, ya que brindan los mejores análisis de los recursos vegetales”.
Mapas de suelo: permiten determinar el tipo de suelo, donde están y cuánto hay de cada tipo. “Los mapas brindan información básica para la planificación. Deben utilizarse para delimitar zonas vulnerables, monitorear las buenas prácticas, maximizar la producción de biomasa y deducir estrategias de manejo del suelo prestando atención a su potencialidad y limitantes, para planificar su uso sustentable”, señaló Sobral del Instituto de Suelos del INTA.
Fuente: Elaboración en base a disertaciones del Congreso AAPRESID 2009.
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