viernes, 20 de noviembre de 2009

Súper Leche: un alimento natural y más saludable

El refranero popular jamás tuvo tanto rigor científico: “A la leche nada eches”, dice la sugerencia, ahora atinada, pues para mejorar su calidad ya no harán falta añadidos en laboratorio. Técnicos del INTA Balcarce –Buenos Aires–, en colaboración con el INTI Lácteos, lograron leche más saludable mediante una alimentación estratégica del ganado vacuno y caprino, que implica suplementar a los animales con oleaginosas, aceites y/o derivados. Como resultado, se obtuvo una leche de menor contenido graso con su fracción hipercolesterolémica atenuada y con mayores niveles de ácido linoleico conjugado (CLA) y ácido vaccénico (AV).

Así, se desarrolló una leche funcional, es decir, con propiedades adicionales sobre la salud de los consumidores, que van más allá del beneficio clásico del aporte de nutrientes (proteínas, grasas, azúcares, minerales) al aportar biomoléculas como el AV y el CLA, que presentan promisorias propiedades antitumorales, antiaterogénicas y antidiabéticas.

“Estos lácteos no deben verse como un medicamento, sino como una medida preventiva que funciona como un eslabón más en un contexto de hábitos saludables de vida”, aclaró Gerardo Gagliostro, del grupo Nutrición, Metabolismo y Calidad de Producto del INTA Balcarce.

De acuerdo con Miguel Taverna, coordinador del Programa Nacional Leches del INTA, “el objetivo de estas investigaciones fue aumentar la calidad integral de la leche, para darle un carácter más funcional y generar productos con mayor valor, que es una línea del Programa”. Taverna explicó que los resultados han sido “muy alentadores”, por lo que “se espera pasar a una etapa comercial para hacer un desarrollo con una empresa privada”.

Diversos trabajos publicados por el equipo INTA-INTI –ver INTA Informa #444, #469, #486 y #495–, demostraron que estas propiedades benéficas presentes en la leche cruda se mantienen intactas en las leches pasteurizadas, el yogurt y los quesos –crema, Tybo, Port Salut y Sardo Argentino–, dando lugar a lácteos naturales funcionales sin el agregado exógeno de moléculas sintéticas.

La tecnología comenzó a ser aplicada en el proyecto piloto Lácteos Funcionales en Chivilcoy, para disponer en el corto plazo –diciembre de 2009– de quesos con estas propiedades al alcance del consumidor.

Estudios conducidos en los Estados Unidos, Francia y otras partes del mundo sugieren efectos “muy promisorios” en cáncer de mama, según el técnico de Balcarce, tanto en ensayos conducidos con ratas como sobre células humanas cultivadas in Vitro.

Según explicó el especialista, para una rata de unos 350 g de peso vivo, el consumo diario preventivo de CLA ronda los 0,015 g. “Una ingestión equivalente en el ser humano permite proponer que un consumo de 0,8 g/día de CLA podría ejercer un efecto terapéutico sobre el cáncer en una persona de unos 70 kg”, expresó.

“El relevamiento bibliográfico sugiere que el cáncer mamario es uno de los más sensibles al efecto citotóxico de estas moléculas”, dijo Gagliostro. La bibliografía consultada propone que la dosis de agentes utilizados en tratamientos de quimioterapia podría reducirse a la mitad en un consumidor que ingiera 800 mg diarios de CLA.

Según resultados obtenidos y publicados por el INTA Balcarce y el INTI Lácteos, “el consumo de unos 90 g de queso Sardo Argentino o unos 140 g de queso Tybo Argentino producidos en Chivilcoy con la leche alto CLA obtenida en el tambo experimental del INTA Balcarce, permitiría alcanzar la dosis juzgada como protectora contra el cáncer y sobrepasar la dosis ateroprotectora”, detalló el investigador.

De la soja a la leche

La suplementación del ganado lechero con oleaginosas, aceites y/o subproductos –borras de girasol o soja– permite que la leche pierda parte de su fracción hipercolesterolemica y acumule otras moléculas que protegen al consumidor de determinadas enfermedades. De acuerdo con Gagliostro, “las últimas investigaciones se basaron en incorporar derivados de soja en la dieta de las vacas lecheras, en un proyecto que implica intervenir en la cadena de valor que va de la soja a la leche”.

La combinación de granos oleaginosos con inhibidores de biohidrogenación ruminal –aceite de pescado– permitió obtener las más altas concentraciones de CLA en la leche.

Gagliostro indicó, además, que esta tecnología es aplicable a leches y lácteos de origen caprino: “Tenemos ensayos conducidos en cabras donde hemos comprobado que la respuesta es más espectacular que en las vacas en términos de generación neta de AV y de CLA y muy estable en el tiempo –al menos 150 días de lactancia–”.



Informes: Prensa INTA, (011) 4339-0589, prensains@correo.inta.gov.ar

No hay comentarios: