El experto Marcelo Carmona da consejos contra la mancha ojo de rana y enfermedades de fin de ciclo.

A la izq, un lote afectado por MOR. A la der, tratado con fungicida.
Por Ines Umaran
Los primeros casos de mancha ojo de rana (MOR) ya se detectaron y
esto muestra a las claras que puede aparecer desde muy temprano en los
cultivos. En este año, muy predisponente para el desarrollo de la
enfermedad, llegar tarde para tratarla significa grandes pérdidas. Bajo
este contexto, el monitoreo se transforma en una herramienta
fundamental.
“Puede presentar menor latencia e incubación y por
eso la MOR se debe analizar y manejar independientemente de las
principales enfermedades de fin de ciclo (EFC)”, explicó Marcelo
Carmona, fitopatólogo de la FAUBA. “La MOR no es una EFC, ya que con
ambiente favorable pueden sucederse a lo largo de todo el ciclo de la
soja numerosas infecciones secundarias del hongo. Es policíclica,
sorpresiva y veloz”, indicó.
Es clave observar las plantas
“guachas” y también los lotes sembrados temprano para ver si está la
enfermedad, manifestó el especialista. Si tienen MOR, el patógeno
sobrevivió y se debe comenzar el monitoreo en los lotes sembrados,
priorizando las variedades más susceptibles, agregó.
Otra cuestión para tener en cuenta es analizar la predicción climática en relación a los alertas de ataque, subrayó.
Respecto
al monitoreo, el especialista recomendó comenzar con el cultivo entre
V2 y V4 y finalizarlo más tarde, en R6. Así, se deben contar manchas
cada 3-7 días y tomar 10/20 plantas, según el estado fenológico del
cultivo, ya que puede reaparecer o intensificarse en estadios avanzados.
En
variedades susceptibles, en las que la MOR puede aparecer en estadíos
vegetativos o reaparecer desde R6, se propone un manejo químico
sustentable que involucra el umbral de daño económico (UDE) y las
decisiones químicas previas o posteriores.
“Será útil en variedades no muy susceptibles a la MOR pero que tengan síntomas desde R3, también considerar la aplicación para las EFC. La estrategia integral para MOR y EFC contempla tres posibles aplicaciones, explicó.
La
primera en estado vegetativo, en variedades susceptibles a MOR y hasta
R1-R2, sin considerar la intensidad de ataque. En este caso, comentó el
experto, si existen síntomas y ambiente favorable se recomienda aplicar
(triazol+bencimidazol o triazoles). Por el alto riesgo de generar
resistencia a la MOR, no es aconsejable el tratamiento con
estrobilurinas, carboxamidas o bencimidazoles en forma independiente. En
este caso se busca frenar la esporulación del hongo.
La
siguiente aplicación puede hacerse a partir de R3 inclusive, destacó
Carmona. Esto implica tratar para MOR y EFC. Para esta estrategia se
sugiere utilizar el sistema de puntuación que permite orientar el manejo
de las EFC en los estadios críticos de la soja junto con el umbral de
acción (UDA) para MOR. De esta forma, se aplica cuando el sistema de EFC
lo indica o se alcance el UDA para MOR. Para lo que suceda primero,
aclaró, tratar con mezclas de estrobilurina y triazol o triples mezclas.
La última aplicación está orientada para frenar los efectos de
las enfermedades en el peso de mil semillas o sobre la calidad. Si las
infecciones de MOR resurgen en vainas, tallos y semillas, lo cual puede
ocurrir 21 días después de la segunda aplicación, hay que hacer mezclas
de principios activos como los hechos en los tratamientos en estado
vegetativo.
Fuente: Clarin Rural
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